martes, 23 de febrero de 2016

Aprobación de la constitución y giro a la izquierda

Superados los capítulos más conflictivos, el progreso de aprobación de la constitución se produjo con cierta celeridad. Reseñar algunas curiosidades, como que el capítulo II se aprobó el 15 de octubre de 1931, con la llamativa inclusión de la "Tabla de los derechos del niño", o la aprobación del precepto del divorcio. El 20 de Octubre se intercaló con carácter urgentísimo, el debate para la aprobación de la famosa "Ley de defensa de la Republica" que no era otra cosa que la suspensión sine die, de cualquier garantía constitucional para aquellos que osasen tocar a la Republica, y por supuesto, al arbitrio del gobierno. Resulta evidente que la recién constituida Republica, tenía más miedo y complejo de inferioridad que vergüenza, pero lo triste no es que pasasen esta ley para su aprobación en mitad del debate constitucional, sino que lo lograran. Para cualquier persona resulta evidente que esa Ley por si sola, era la LEY en si misma, es decir, que suspendía la propia Constitución que se estaba aprobando en caso de necesidad. D. Miguel de Unamuno definió la "cacicada" como "aparato ortopédico". Yo la llamaría comedia bufa.

A continuación se aprobaron los artículos constitucionales relativos a lengua y enseñanza. Sin problema alguno, pasaron los títulos IV y V, relativos a la Presidencia de la Republica. Tampoco revistieron especiales problemas para su aprobación los títulos VII y VIII: justicia y hacienda publica respectivamente.
 
El 27 de Noviembre de 1931, finalizan las 57 sesiones dedicadas al proyecto constitucional, y lo hacen con insatisfacción para casi todas las partes.
 
¿Cómo esta España en ese instante? Como siempre caminando hacia el futuro mirando hacia detrás.
 
El proceso al Rey Alfonso XIII continua abierto. En el mes de Septiembre se dictan sanciones contra los ministros de la Dictadura de Primo de Rivera. El acta de acusación contra el Rey huido se convierte en un brindis al sol. Una vez más se pierde de vista la justicia y se adoptan medidas rabiosas y vengativas, que por partidistas resultan inútiles.
El único diputado monárquico que continua defendiendo su puesto, El conde de Romanones (*1), tiene la valentía de defender con gallardía al derrotado y envilecido por sus actos monarca. Las Cortes, siempre dispuestas a pintar el indio, declaran al depuesto Rey responsable de alta traición. Demostrando una vez más, que el pasado lastra cualquier intento de avance. Lo lógico en los momentos de transición es limar asperezas, aunar posturas y saltar juntos de la mano en busca de un futuro común. En lugar de eso, los Españoles, preferían ponerse chinitas en el camino unos a otros y acusarse con el dedito del "y tu más".
 
La Constitución se proclama solemnemente el día 9 de diciembre de 1931. La votación da un margen a favor de más cien sufragios. El día 10 se procede a la elección del Presidente de la Republica. Hay un único candidato: D. Niceto Alcalá Zamora.  Esta candidatura había sido decidida en el lugar donde todo se acordaba, que no era el parlamento, ni las Cortes, sino alrededor de una mesa en el famoso restaurante Madrileño "Lhardy". Curiosamente a día de hoy, el restaurante continua enclavado en el mismo sitio, y según se escucha, las costumbres permanecen.
El resultado de la elección no constituyo una sorpresa: 366 votos a favor.
A modo de curiosidad decir que D. Miguel de Unamuno obtuvo un voto. Su nieto D. Miguel, "vecino hasta su muerte de este Gijón del alma", nunca quiso aclarar los sabrosos comentarios que tal voto debió suscitar en su ilustre y versado abuelo.
 
Como ya de aquella, en España no cabía un tonto más, el acto de toma de posesión se decidió que fuera atípico. Así nadie sabía ni la posición, ni el sito que debía ocupar, mucho menos el posicionamiento. D. Niceto, en aquel momento el Presidente mejor retribuido del mundo conocido, ordenó formar gobierno a dedo. Escoge a  D. Manuel Azaña.
 
Transcribo a continuación la opinión del profesor D. Carlos Seco Serrano (*2):
 
La labor que Azaña tenía ante sí parecía precisar, en efecto, para ser eficaz, de la colaboración socialista. Estaba sobre el tapete la reforma agraria. Solamente con los socialistas a su lado podía Azaña  imponer aun mismo tiempo aquella transformación, fundamental y necesaria, y hacer frente a las violencias del extremismo anarco – socialista. Este sentido tiene el objetivo por lo demás muy discutible, de “profundamente conservador”, que Salvador de Madariaga (*3) aplica al presidente del Consejo. Por otra parte había llegado el momento de aprobar el Estatuto catalán. Fuera del gobierno los socialistas, no hubiera sido fácil que los socialistas lo aceptasen.
    Resulta muy difícil juzgar, con absoluta imparcialidad, los propósitos y las realizaciones del gobierno Azaña. Para el presidente del Consejo, se trataba de ultimar la gran obra revolucionaria por el mismo emprendida meses atrás en un plano más restringido. Tenía ante sí una oportunidad semejante a la de D. Antonio Maura (*4) en 1907: programa definido y claridad de visión; fuerte mayoría en las Cortes – cuya vida él decidió prolongar, desde luego, con gran desilusión de los radicales, “mientras fueran instrumento eficaz de gobierno” -; mayoría que si no era la de su propio partido, estaba integrada por sus aliados los socialistas, acordes con él en los puntos esenciales de aquel programa. "Entre nosotros, republicanos y socialistas, no puede haber nada más que lealtad, claridad y perfecta compenetración de propósitos", había declarado Azaña en el Congreso. Pero en la práctica, esto no resultaría totalmente exacto, aunque por lo pronto los socialistas se limitasen a una participación en el poder, con la reserva de que no consideraban aún llegado su momento, esa reserva constituía,  de todas formas, menguada responsabilidad cobertura para sus responsabilidades ministeriales. Ante la población obrera, del campo y de la ciudad, el sindicalismo, libre de todo compromiso con el régimen, podía seguir agitando ideales utópicos sin cogerse los dedos; y esa libertad esencial le colocaba en situación extremadamente ventajosa para polarizar en su beneficio el descontento creciente de las masas proletarias, especialmente las campesinas, ante una crisis económica cada día más aguda. El socialismo viviría así, desde este momento, en una situación ambigua, entre los deberes impuestos por el poder y la añoranza del calor que la demagogia oposicionista le hubiera granjeado por parte del obrerismo”.
 
(*1) D. Álvaro de Figueroa Torres (Madrid 1863 – Madrid 1950). Tres veces presidente del consejo de ministros con Alfonso XIII, formo parte del partido liberal de Sagasta y Canalejas. Fue quien pacto el traspaso pacifico de la monarquía al gobierno provisional republicano, a cambio de garantizar la vida del rey y de la familia real. Durante la república mantuvo su acta de diputado por Guadalajara.  
(*2) D. Carlos Seco Serrano (Toledo 14.11.1923) Licenciado en Filosofía y Letras, prestigioso historiador, ex Catedrático de Historia Contemporánea de España en la Universidad de Barcelona y Catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid. Hijo de un militar profesional afecto a la II República, fusilado por los sublevados al inicio de la Guerra Civil.
(*3) Salvador de Madariaga Rojo (Coruña 23.07.1886 – Locarno 14.12.1978) Ingeniero de Minas a la rama de Industrias por la Escuela Politécnica y la Superior de Minas de París, periodista y escritor, diplomático, biógrafo, ensayista, novelista. Miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y de la Real Academia Española.  

(*4) D. Antonio Maura y Montaner (Palma de Mallorca 02.05.1853- Torrelodones 13.12.1925)
Licenciado en Derecho. Durante el reinado de Alfonso XIII fue Presidente del Consejo de Ministros en cinco ocasiones, la ultima en el periodo 1907-1909. A ese periodo se le llamó el "gobierno largo de Antonio Maura" y cayó tras la denominada "semana trágica de Barcelona".

 










6 comentarios:

  1. Una vez más nos deleitó Ud. con su "lección magistral". Gracias

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    1. Gracias por el adjetivo y por continuar este viaje conmigo.

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  2. De acuerdo con el comentario anterior, en cuanto a la excelencia de su artículo.
    Tristeza, de ver que en momentos en los que es esencial limar asperezas y buscar un futuro común, antes y ahora, nuestros necios gobernantes prefieren poner trabas y que su soberbia e intereses personales prevalezcan sobre el bien común.

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    1. Coincido con usted en el sentimiento de tristeza, aunque yo lo amplío. Aunque pienso que los gobernantes tienen mucha culpa de casi todo, para eso están arriba de la pirámide, también creo que la estulticia de los de la base, no tiene perdón hoy en día.
      Espero que nos sorprendan y aunque sea para servirse, nos sirvan alguna vez.

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  3. Hago míos los laudatorios comentarios que anteceden. Me muevo entre este su blog y el del captwillie (uno me llevó al otro). Desconozco quienes están detrás de ellos, pero leyéndoles no salgo de mi asombro. Dada mi profesión, pasión y dedicación a y por la historia, no alcanzo a saber las fuentes en las que bebé, pero sí pude comprobar que las “aguas son puras y cristalinas”. Estoy haciendo serias indagaciones para poder contactar con Uds. , ambos editores me tienen muy gratamente sorprendido.
    Un anciano, emérito y posible colega suyo en Historias.

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    1. Le agradezco enormemente su comentario, sobre todo por lo que cuenta de su profesión y dedicación.
      Espero no decepcionarle si le digo que de formación soy economista, y que es cierto que soy una mujer joven con una hija pequeña. Sino muestro mi imagen es para preservar mi intimidad, dado mi natural introvertido.
      La historia siempre me ha interesado, y soy entre otras cosas, ávida lectora de la revista Historia y Vida desde que tengo uso de razón. He viajado, he vivido en otros lugares, y me gusta reflexionar.
      Es cierto que tengo buenas fuentes, pero le aseguro que todo se resume en que todavía hay personas a las que nos gusta estudiar y aprender.
      Es agradable saber que lo que uno hace gusta, y que en la red, se puede compartir además de tonterías varias, mucho conocimiento.
      Muchas gracias de nuevo por su comentario, y por leernos.

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