viernes, 22 de marzo de 2019

Mi semana (Audrey)

  Estoy lesionada. Me lesioné en mi ultimo partido y llevo toda la semana sin poder bailar ni entrenar. Ha sido un rollo total. No me gusta nada eso de no estar en los partidos, y como no me canso, de noche me cuesta más dormir. 
Además estoy nerviosa porque tengo un examen de música. En el ultimo solo saqué un bien porque me puse muy tensa, y ahora me preocupa que me vuelva a pasar. La profe no ayuda mucho.
Me saque una foto en un partido de basket con un jugador de la NBA, ¡fue genial! Es grandisimo. Me dio vergüenza hacérmela, pero estoy contentísima de haberme atrevido. Dice mama que es un recuerdo para siempre. A ella le encanta el basket, pero no se atrevió a sacarse la foto conmigo.
Por lo demás no estoy mal, aunque lo de la lesión me tiene muy podre y estoy algo quisquillosa. En cuanto se me pase me animaré.
En natación sigo bien, puedo nadar igual ¡menos mal! porque si tengo que estar sin hacer nada me da un parraque. La he puesto porque me encanta la palabra parraque.
Os dejo que tengo que estudiar música

                                                             


                                                                     

Dieciocho compases

   El concierto para piano nº3 de Bela Bartok es para mi de lo mejor de su obra. Aúna toda la genialidad del autor e introduce sonidos nuevos. Como el comunismo es tan estupendo, todos los que pueden se van. Bartok vivía en América cuando compuso esta obra, y yo adivino en ella sonidos nuevos. Un brillo casi Hollywodiense alejado de esa tristeza tan eslava que planea sobre su obra. 
    Donde empieza mi conflicto es con el hecho de que no pudiera terminarlo. Padecía leucemia y murió dejando dieciocho compases inacabados. Quizás por ello, cuando termina uno siente que le falta algo, que habría más que contar. No importa que alguien terminase esos compases por él. Falta el aliento del genio. Punto y coma que se convierte en punto final.

    Hace mucho que tengo un problema con la muerte: no la entiendo, y no la acepto. Lo sé, se que no me queda otra que asumirla, ¿pero quien en su sano juicio puede aceptar algo así? La perdida de un genio en el mejor momento de su carrera, la perdida de alguien querido, la de alguien que merece la pena., la de alguien al que esperas volver a ver...