viernes, 23 de marzo de 2018

Mi semana (Audrey)

  ¡Hola a todos! He estado ocupada. Es así. Tengo poquísimo tiempo para mi vida con tanto colegio. Dice mamá que exagero, pero yo estoy allí mucho tiempo, y me mandan muchos deberes. Soy muy pequeña para tanto trabajo, y nadie me entiende cuando lo digo.
Por lo demás voy bien. Crezco mucho y se me han quedado pequeñas unas botas que me gustaban un montón. Eso me pone nerviosa, todo va rápido ahora.
Mi profesora de baile me felicitó esta semana. Mamá habló conmigo y supere un poco mi timidez. Al parecer bastaba con eso y me han dicho que no lo hago mal del todo. En natación sigo genial, sobre todo cuando me pongo aletas: Soy una bala.
El domingo celebramos el santo de "coté" y nos lo pasamos bomba. Comí un montón de cosas y jugué mucho, aunque hubiera jugado más, pero son todos unos pelmas. Me puse un poco triste esta semana porque un amigo me había dicho que me invitaba a su cumple, y luego no lo hizo, pero bueno.
Con el francés voy muy bien. Leo todas las noches con papá y tengo muy buena pronunciación, no como mamá que suena fatal y no se le entiende. Pero no se lo digo. El ingles lo pronuncia bien, pero yo creo que lo hago mejor.
El miércoles que viene me quedo de vacaciones de Pascua. Estoy feliz. Diez días sin ir al colegio y sin tener que estar sentada portándome bien ¡Va a ser genial!



De Pascuas a Ramos pasando por Eurovision

   Siempre me ha llamado la atención una manía muy patria, que consiste en criticar al prójimo sin parar  mientes en uno mismo. Hace unas semanas todos los grandes de la radio y la tele, - lo de grandes por conocidos porque la mayoría no dan para más -, hablaban de como USA debería prohibir las armas. Siempre me hace gracia el narcisismo de unos pocos, que piensan que tienen línea directa con la Casa Blanca. Como si allí fueran a decir: "¡Fíjate lo que dicen en la sexta, o la Cope! Vamos a cambiar la política ya". Pero lo peor no es eso, sino que ocupadísimos como están por el tema ajeno, no parecen reparar en lo que tenemos encima. Que este país se esta desmantelando es un hecho. Podemos querer verlo, o no, pero ahí está. Ahora es curioso que sepamos tantísimo de la segunda enmienda y tan poco de nuestros propios derechos y obligaciones.

martes, 13 de marzo de 2018

Desde mi porche...

   I amar prestar aen…
The world is changed.
han mathon ne nen…
I feel it in the water.
han mathon ne chae…
I feel it in the Earth.
a han noston ned gwilith.
I smell it in the air.
Much that once was is lost. For none now live who remember it

       ... Y así comenzaba uno de mis libros preferidos: "The lord of the rings", y así es como me siento ahora. Una suerte de Gandalf el gris. Me veo sentada en el porche de un tranquilo lugar, pero mi ganchuda nariz está oliendo el cambio. Noto que las ruedas giran y que nadie parece notarlo aparte de mi y ¡cuesta tanto explicarlo!

      No han sido sencillas las ultimas semanas. Un manto de abatimiento se extiende por una región donde no hay más que pobreza. Todos presumen, todos viajan, pero todos deben al banco y los negocios cierran por doquier. No ayudan las despedidas a personas que han formado parte de tu vida, ni las desapariciones de otras, a las que aunque no conozcas, te sientes conectado por el mero hecho de ser hijos del mismo Dios. Y cuando sales de aquí... , más de lo mismo.

viernes, 2 de marzo de 2018

Recuerdos de una cocina

  Una vez leí que la infancia era lo único que realmente nos pertenecía. Si yo pienso en la mejor parte de la mía, esa estaría en una cocina con muebles verdes y una mesa marrón de bancos corridos. Hoy la dueña de esa cocina se ha ido, y al volver a verla, la he encontrado mucho más pequeña de lo que era en mi memoria. 

   A la dueña de esa cocina nunca le gusté demasiado. Siempre me miraba esperando de mi algún gesto caprichoso, fruto de mi mala educación de hija única capitalista. Tristemente me he pasado la vida rodeada de personas que siempre me han juzgado mal, y en realidad, nunca han sabido como soy en realidad. Supongo que me aceptó por ser hija de una amiga a la que la unía una relación de esas especiales. De esas que te llevan a tener hoy que devolver la llave de su casa después de muchos años. Que duro picar a una puerta que antes no existía.