miércoles, 19 de marzo de 2014

El mal pastor

Hoy iba a sentarme a escribir para felicitar a mi padre. Quería decirle que le adoro, que ha sido siempre un ejemplo de humanidad y dignidad para mi y que estoy orgullosa de ser su hija. En fin, dicho queda, pero cuando me he sentado y mis dedos han tocado tecla, el espíritu Reverte me ha poseído, me ha dado un cabreo y me he acordado del sermón del cura de mi iglesia el pasado domingo. Como todos los que me leen saben yo soy Cristiana, pero lo más importante para mi es que tengo fé. Para mi, la iglesia católica es un mal necesario, uno que ha contribuido a construir la historia de Europa y parte de la de América, un mal que ha hecho y hace mucho bien, pero que no deja de ser una institución formada por hombres. ¿Con esto que quiero decir? que yo mantengo un espíritu crítico respecto a muchas de sus actitudes y especialmente respecto a una; El paternalismo absurdo y ofensivo basado en un dogmatismo decimonónico. El genial teólogo Jon Sobrino suele citar a Kant y decir "Aprendí a despertar del sueño dogmático" supongo que es un modo sucinto de expresar mi sentimiento.
Voy a hablar en primera persona como lo hago siempre y decir que yo voy a misa por devoción, no por obligación. Voy porque allí, a pesar de muchos sermones, encuentro la paz y la serenidad, reflexiono sobre mis actos, me perdono mis fallos y aprendo de mis errores. Voy también para trazar un sendero para mi hija con mi ejemplo, uno que no consiste en ir por obligación, sino por decisión propia. La fé es libertad, es sendero, es linea recta entre escollos. Como persona seria y responsable que soy, acepto las reglas de los clubes a los que pertenezco y con la iglesia no iba a hacer una excepción, eso si, voy porque quiero, no para que Dios no me de un sartenazo divino, tampoco para que me quiera o me deje de querer, voy para estar allí con él, porque me gusta su compañía. Para mi la religión católica hace algo muy bueno por las personas, les coloca un pequeño auditor dentro, ¡un bastardo en ocasiones!, uno que te dice, ¡caca!, ¡no hagas eso!, que te indica el camino justo aunque sea el difícil y que te responsabiliza de tus actos y de sus consecuencias para bien y para mal.Pero la cara buena de esa moneda es que gracias a ese auditor, yo duermo muy bien por las noches y me miro de frente al espejo todas las mañanas. El domingo tuve que soportar una misa de esas que expulsan a la gente de las iglesias. Una de esas en las que el cura te acusa de poco piadoso, que te dice que vas poco a misa y mal, donde además añade que vas por aburrimiento y costumbre, "porque ¿donde vas a ir un domingo por la mañana?" . Tampoco se privó de decirnos que el Papa Francisco gusta mucho pero que nadie sabe de verdad lo que predica ¿? Yo pensaba que su obligación como cura era contarnos lo que el Papa, como su jefe, predica, transmitirnos la política de empresa de su director, al menos, es lo que se hace en todas las multinacionales. Si realmente tiene la angustía de que el mensaje no está siendo trasmitido que lo trasmita, para eso esta el pulpito, que adapte los evangelios del día a la realidad y el enfoque del Papa, que para eso tiene una web donde se pueden escuchar sus misas, sus predicas y sus mensajes. Francamente, ¡a mi me costó la misma vida no levantarme del banco y una de dos!, ¡o largarme, o ir al púlpito y coger el micro para decir cuatro cosas!. Yo no tengo que justificar mis lecturas y mis saberes con semejante memo, pero probablemente, el que no tenga ni idea de lo que este papa o el anterior predicaban, pensaban y decían sea él y no muchos de los que allí estabamos congregados. Pero no acabó ahí la cosa, como hoy es fiesta de guardar pero es día laborable, nos explicó que se consideraba día ordinario y no había obligación de ir a misa, lo cachondo es que luego, mirando a la grada como un monologuista de tres al cuarto, con media sonrisa añadió, "bueno, aquí no veo yo muchas personas que trabajen, así que vosotros no estáis exentos", yo miré alrededor y vi muchos rostros ensombrecidos por la tristeza. Personas que como yo están en paro hace mucho y sufren por ello, padres con hijos que no consiguen siquiera empezar en el mundo laboral, gente de mediana edad en ERE, abuelos que ven como sus nietos tienen menos oportunidades de las que ellos tuvieron contando con mayor formación... en fin, que no es el tipo de comentario que uno espera o quiere oír de un sacerdote. Uno no va  misa a que le agredan, a que le traten como a un niño que se porta mal al que hay que reprender o como a un pobre siervo de la gleba que no sabe leer o escribir y necesita que el cura le diga que hacer o pensar so pena de arder en el infierno.

 Yo tengo la fortuna de conocer sacerdotes que son buenos pastores, mejores personas y que entienden el sentido de la misa, por ellos voy a no decir más, porque no quiero juzgar a todos por uno, pero desgraciadamente, al menos en Gijón, hay mucho sacerdote monologuista, mucho de ese que confunde la obediencia con ser un lameculos y muchos que se olvidan del sentido real de la misa, la fé y que parecen no saber cual es su trabajo que al fin y al cabo, consiste en amar al projimo como a si mismo y expandir la palabra de Dios y la de su representante en la tierra, el Papa.








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