viernes, 27 de mayo de 2016

Ospa 26 Mayo Gijón

El concierto de ayer en Gijón solo puede describirse con un adjetivo: magnifico. Aquí podría terminar ya el post acerca, del que sin dudarlo, puedo calificar como mejor concierto de la temporada. Todo parecía indicarlo: un magnifico programa, una solista con fama de tener una precisión casi mecánica, un gran director y una estupenda orquesta. Pero aunque no siempre lo previsible sucede, ayer si ocurrió.
La orquesta en estado de gracia, la solista inconmensurable y el programa maravilloso. Ayer cuando me iba lo que se escuchaba por las escaleras eran cosas como: "maravilloso", "que preciosidad", "¡vaya solista!" y al pasar por la salida de músicos escuché: "¡que bien, todavía es de día!" En fin, un mundo feliz.
Si no fuera porque no puedo hoy volvería a escucharlo de nuevo en Oviedo. Así que aquellos que seáis de la ciudad o alrededores, ¡no dudéis en acudir! Tenéis una cita con la belleza hoy día 27 a las 20:00 en el Auditorio.
Todo tenía que ir bien cuando la orquesta cambió el orden y comenzó por la maravilla de Mussorgsky "Una noche en el monte pelado". Esta es una de mis obras preferidas. No por escuchada hasta en anuncios se hace pesada. La orquesta estuvo genial, con fuerza y poderío y nos hizo disfrutar a todos, salvo a los que pensaban que era Piazzola y se quedaron esperando por el invierno... Quizás en atención al publico, cuando hagan un cambio deberían avisarlo. No esta dicho que todo el mundo conozca la música que se va a interpretar.
Y llegó Piazzolla...y con él el prodigio de escuchar a Bella Hristova, la mejor violinista que he escuchado en mucho tiempo. ¡Que precisión! ni un sonido fuera del sitio. Y todo ello sin tonterías, sin moverse como una loca poseída, sin hacer esperar a la orquesta. De las que ya vienen afinadas de casa y no molestan. ¡Vayan a verla! merece la pena. Y tengan en cuenta mi sugerencia, porque yo no soy precisamente una loca de los violines.
Confieso que tengo una debilidad por Piazzolla. Su música me resulta muy descriptiva, climática. Me hace ver imágenes, y ayer con sus "Cuatro estaciones Porteñas", viví el cambio de las estaciones en Buenos Aires, y con él, el cambio en los estados de humor del compositor. Ayer descubrí que a él también le encantaba Vivaldi, y que como a mi, intuyo que las cuatro estaciones le parecían una joya musical. Sus estaciones no tienen nada que envidiar. Son por supuesto más urbanitas, menos pastoriles. En lugar de abejitas y flores sientes el humo de la ciudad, los coches, las hojas que se lleva el viento y hacen un ruidito por el suelo como arrastrado: pies de tango. Se escuchan los pies de los transeúntes, y el vacío de los mismos en el frío invierno. Se sienten la humedad y el frío, también algo de lluvia, luego el calor que en ocasiones sofoca en una casa cerrada, y por supuesto el homenaje al maestro. En cada una de las estaciones unas notas que nos recuerdan la estación original de Vivaldi. Bellísimo el movimiento del invierno, ya es mi favorito en Vivaldi y pasa a serlo con Piazzolla.
Si uno sabe algo de la historia de Argentina en los setenta, puede llegar a ver imágenes que se destilan entre las notas, pero Astor Piazzolla quiere bailar, quiere que haya tango y alegría y no permite que lo gris permanezca mucho tiempo, porque cuando parece que se va a instalar, suena Vivaldi. Quizás fue así para él, quizás él también superaba la adversidad porque sabía que en alguna parte, la música seguía existiendo.
Nunca había tenido la suerte de escuchar esta obra en directo, y ayer me sentí muy afortunada. Confieso que hasta lloré un poquito, pero de emoción bonita, de alegría porque en el mundo haya música.
Después del descanso una obra que no conocía de Chaikovski. Curioso porque soy una devoradora de libros y uno de los mas manoseados que tengo es "La divina Comedia". Pues bien, ayer escuché por vez primera esta "Fantasía después de Dante" y me pareció sublime.
Cuenta la historia de como Dante se encuentra con una mujer condenada por adulterio junto a su amante, una historia triste, porque el adulterio fue escaso y el amor mucho. La cosa es que suena realmente infernal, pero en el buen sentido. La orquesta empieza a todo trapo, la percusión, los metales, las cuerdas... estruendo musical puro. Como un culebrón la historia va dando paso a una zona templada, un momento manso donde los instrumentos dialogan, donde Doña Francesca de Rímini nos cuenta su triste historia, para luego, dar paso a otra parte muy bella, donde toda la orquesta en pleno vuelve a subir de volumen hasta llegar a uno de esos finales de infarte con chin pom, pum, pachun.
Lo dicho, felicidades a todos por el maravilloso concierto de ayer. Pena penita, que solo nos reste uno para el fin de temporada....
 
 
 
 
 
 
 
 
 

2 comentarios:

  1. Pena ,penita, la mía que no pude asistir ayer a ese concierto. Es verdad que usted, concierto tras concierto, y aunque haya asistido, me hace revivirlo y volver a disfrutarlo, incluso más, a veces; pues a través de sus oídos hay obras que cobran más o distinto significado. Enhorabuena por sus críticas y por haber podido asistir.

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    1. Gracias por leerme y si, siento mucho que lo perdiera porque fue realmente genial.

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