martes, 17 de mayo de 2016

¡A por los jubilados! Cuando la realidad no gusta.

No sé si porque estudie lo que "no tocaba" cuando "no era", o porque "ahora que toca" ya no tengo suerte, lo cierto es que nunca he tenido mucha fortuna laboralmente hablando. Cuando tuve la fortuna de trabajar, tampoco tuve la suerte de cobrar mucho, y así, mi vida nunca ha sido de mucho exceso.
A mi me educaron para: no pedir, no deber y no creer que me debían. En base a estos principios no compro lo que no puedo pagar, vivo de alquiler y actualmente no tengo coche. Esto os lo cuento porque, guste o no guste, la situación de una persona puede extrapolarse al conjunto de la economía. Hay un principio básico que consiste en: "si gastas más de lo que ingresas tendrás que endeudarte". Mis abuelos lo entendían, y los abuelos de todos nosotros: ¿pero hoy en día, alguien lo entiende?
Una de las cosas de las que presumo es no poseer un solo libro pirata. Los poco que tengo los he pagado y he contribuido a pagar los exiguos derechos, (mierda de ley), a sus autores legales. Hace años me compre un libro que podría ser calificado como profético. Su autor Josep Miró i Ardévol vaticinaba El fin del estado del bienestar en su libro de igual nombre. Ese vaticinio no es el único que le convierte en profeta, más bien es el menos espectacular, porque cualquiera que sepa sumar lo comprende. Lo que en realidad anticipo fue la corrupción de los pilares morales y sociales de nuestra sociedad. Por cierto, "tribu educadora de niños" incluida. Son fascinantes sus reflexiones acerca del papel en la quiebra del bienestar de la ideología de genero, y como el concepto de "deseo" ha ido socavando las diferencias entre hombres y mujeres hasta dejarlo relegado a "entes con entrepierna". El demonio acoja en su seno al presidente , que con su cara de inspector de nubes, fue uno de los más perniciosos políticos que ha tenido este país, basta repasar sus aportaciones políticas.
La semana pasada releía yo el libro de Miró, que descansaba en mi estantería desde el 2008, y me maravillaba al encontrarme en él, casi clavada, la situación Española actual. Como no me gusta apropiarme de las ideas de nadie, os lo recomiendo vivamente. (El fin del Bienestar; editorial Ciudadela).
Lo que si me gustaría añadir a mi es lo siguiente. Por mucho que hayan distraído unos y otros, por mucho que tenga Bárcenas en Suiza, Pujol en Andorra y Urdangarin donde sea, no hay tanto dinero como la gente presume ¿De verdad puede Podemos cumplir sus promesas electorales? ¿En serio puede el PSOE hablarnos de lo que nos habla? ¿De verdad me cuenta el Partido menos popular cada día que no va a subir los impuestos? Y una ultima pregunta ¿Por que la gente siempre prefiere la mentira a la verdad?
Un país no puede gastar lo que no ingresa. PUNTO PELOTA. ¡Ya está! no hay más.
Hay que reestructurar el modelo productivo; mejorar sueldos; mejorar la conciliación familiar para que las personas puedan tener hijos, (sin hijos no hay pensiones); hacer una reforma educativa SERIA que forme a las personas que NECESITA el mercado laboral.
Ahora toca luchar por los jubilados, y parece un concurso de la televisión. ¡Solo les falta ofrecerles un apartamento a cada uno! Cof, Cof, (sonido de tos), ¿Con que dinero?
Sería estupendo que las personas se parasen un instante, que dejasen de apuntarse a viajes del IMSERSO, que dejasen de beber sidra o de ir a terrazas, que guardasen la tarjeta y reflexionasen un poco. Quizás si lo hicieran, todo nos iría mejor.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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