Como el recipiente del alma hay que cuidarlo y hasta que amaine la tormenta debo mantener mi mente en equilibrio, hoy como tantos otros días, fui al Grupo Covadonga para hacer deporte. Cuando llegaba a la sala vi una ambulancia y al entrar varios profesionales colocando a un hombre en una camilla. Era un señor mayor y me angustió ver el miedo que sentía. La fragilidad de nuestra condición humana es tan frustrante en ocasiones... La verdad es que ya no pude concentrarme porque me quedé disgustada con la escena. Cuando me marchaba, decidí superar mi intrínseca timidez para ir a preguntar a secretaria si sabían algo del Hospital y el señor, al que no conozco, se encontraba bien. A veces me pregunto si las personas son desagradables en general o solo conmigo, y si es así, ¿por que?. Yo sigo el manual, sonrío mucho, enseño mucho diente, digo buenos días o buenas tardes y formulo mi pregunta y rara vez obtengo una mínima sonrisa. En este caso, lo que me llamó la atención fue ver la sorpresa en la cara de la muchacha que me atendió.
De hecho yo dudaba en preguntar, porque imaginé que todo el gimnasio lo habría hecho ya y no quería ser pesada... al parecer no fue así y el hecho de que me preocupara la salud de alguien que no conozco fue motivo de sorpresa. No se si la sociedad se ha hecho mal educada o deshumanizada, pero hay cosas que uno debe hacer ya simplemente, por educación básica. Ayer una amiga me contaba que ahora esta de moda regalar consoladores en los cumpleaños. Si, yo me quedé con la misma cara de sorpresa, "¿de moda entre quien?" pregunté yo, para añadir que me parecía soez y ordinario. Es curioso, pero esta sociedad no considera de pésimo gusto y educación regalarle a alguien algo tan intimo y delicado y sin embargo, se sorprende de que a uno le importe si otro vive o muere. Osea, que nos interesamos más por el agujero del coño de los demás que por su integridad. Más bien a la sociedad le interesa solo el placer y poco la humanidad. Al volver, escuchaba en el autobús que una mujer le contaba a otra que ella quería que su hijo encontrara pareja, pero que le había dicho, "haz lo que quieras con tu vida con tal de que seas feliz". No se si es un pensamiento pobre o una gran condensación de pensamientos profundos. Yo quiero que mi hija sea una persona digna que si usa un consolador lo haga en la intimidad sin dar escandalo, que tenga humanidad, que encuentre a alguien con quien compartir una vida plena y formar una familia, que aprenda a mirar el cielo y a disfrutar el amanecer, que sonría con las hojas del otoño y sus colores, que estudie y encuentre una profesión que la haga feliz y un trabajo con el que sentirse digna y útil. Alguien que no vea caer a otro ser humano sin sentir empatía y dolor, alguien que se ría y llore, que encuentre a Dios para que pueda agarrarse a él en los malos momentos y si, estoy segura de que si todo eso se cumple será enormemente feliz porque dentro de ella habrá paz, serenidad y equilibrio.
Por cierto, estoy leyendo "Gracias y desgracias del ojo del culo dirigido a Doña Juana Mucha Montón de carne, mujer gorda por arrobas" de Don Francisco de Quevedo. Decir que su ironía y su altura literaria dejan a uno arrobado es decir poco. El que no lo haya leído ya que aproveche, es gratis para kindle en amazon.es. ¡Hasta para hablar de agujeros escondidos hay que tener clase!
Pd; El señor estaba ya fuera de peligro y consciente cuando pregunté por él.
La desumanización alcanza límites insospechados. No es vuestro caso. Yo que conozco los proyectos familiares, se que el apego al dinero nunca será motivo de vuestra deshumanizacion y destrucción familiar.
ResponderEliminarOs tengo presente en mis oraciones y deseo que pronto podamos platicar a nivel familiar en el sentido amplio del concepto, en su primera acepción.
F.O.R.
Gracias de corazón!!!!
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