jueves, 15 de octubre de 2015

Una de instituciones...

A veces tengo la sensación de que las instituciones son como una de esas películas con casa encantada. Un protagonista sano y feliz adquiere una casa preciosa en una bonita colina, la cosa se empieza a poner fea; que si voces de niños por la noche, luces que se encienden y apagan solas, murmullos... A media peli el protagonista ya luce diez años más viejo, la casa desvencijada, y la colina se convierte en un túmulo en mitad de la nada.
Ayer me encuentro con unas imágenes del Papa Francisco e inmediatamente, se me vino a la cabeza el ejemplo anterior. Un hombre de apariencia vencida, sentado en una silla, que con voz trémula pedía perdón en nombre de la iglesia por los últimos escándalos.
Una institución es como una casa encantada porque estaba antes, y permanece después de haber amortizado a su ultimo inquilino, porque la habitan entes que se esconden entre las sombras y a los que les molesta tu presencia, y porque es un elemento orgánico que posee instinto de supervivencia, y esto ultimo, es lo más peligroso.
La Iglesia es la madre de todas las instituciones, es un edificio cuya primera piedra se construyo metafóricamente sobre un hombre llamado Pedro, y eso, ya debía haber sido una pista en si misma. Pedro no es mi apóstol favorito, es más, no hubiera sido él al que yo habría elegido para crear mi organización, ¿por que? porque era inculto, estrecho de miras y sobre todo, cuadriculado.
Es cierto que para que una institución prospere hay que poner unas normas, no es menos cierto que para que las normas funcionen hay que limitar y cercar al rebaño, pero cuando eso se hace se pone en marcha el mecanismo que Darwin describió como "evolución de la especie". ¿Cuál fue la evolución natural de la institución? el institucionalizado.
El individuo institucionalizado es un individuo que se cree por encima de aquello a lo que representa, pero que sabe disimular muy bien, porque es un carrerista profesional. Es aquel que conoce las normas tanto, que sabe usarlas en provecho propio. El institucionalizado jamás profiere en publico una palabra en contra del líder, para en privado, dinamitarlo cuanto puede. Son aquellos a los que nadie califica de "rebeldes", o de "molestos", aquellos que transitan levitando por entre el vulgo con su falsa sonrisa beatifica y su anillo en el dedo, siempre gordo y bien pagado.
Cuando entras en una institución y tienes ideas propias, o destacas de algún modo, los institucionalizados ponen la maquina en marcha, y al poco tiempo, te conviertes en un elemento sospechoso, un virus al que hay que parar, porque si consigues propagar tu espíritu, ellos, perderían su pesebre, ¡y eso no!
Cuando este Papa llegó y antes de conocerlo, muchos nos alegramos por un único motivo; era Jesuita. Ese hecho ya indicaba un cambio, el Espíritu Santo había iluminado esta vez a los cardenales, y les había hecho escribir el nombre de un "soldado" y eso a mi, me gustó.
Los Jesuitas tienen la fea costumbre de decir lo que piensan, en ocasiones son crueles al hacerlo, la mayoría inflexibles, pero generalmente, no exigen nada que no se exijan a si mismos. Uno puede fiarse de un hombre que siempre va a ser más cruel consigo mismo de lo que es con los demás.
El tiempo empezó a pasar, y Francisco acometió la tarea de exorcizar la casa, intentó liberar de fantasmas su institución. Así hablo de temas hasta el momento tabú, pero que sin embargo, tocaban de lleno el alma de sus fieles, como la pederastia, la homosexualidad o el divorcio.
 Pero Francisco tiene alma de tango, y pese a ser un soldado, y pese a tener muy claro su camino, cometió un error en mi humilde opinión: se olvido de ser padre, y se convirtió en colega.
Su discurso se volvió entonces incoherente, porque en un club de fumadores, se fuma, y al que no le guste que se vaya. Empezó a hacer un tour dando la mano a individuos siniestros, y a decir hoy, lo que desdecía mañana. ¿Y que ocurre cuando el líder muestra su incoherencia? que los institucionalizados agitan las aguas.
La iglesia de Pedro tiene unas normas, y el que quiera ser drag queen, starlett vestida con habito, sacerdote con esposa, cura de parroquia con Mercedes, monja alférez, etc... ¡que se cambie de institución! Y si no, que lo hagan en su casa sin escándalos, que a mi nadie me pregunta lo que hago cuando se cierra la puerta.
A nivel personal, yo esperaba del Papa Francisco, que hiciera un Concilio que llevara a la iglesia al Siglo XXI. ¡Por supuesto que admiro los pasos que ha dado para intentar solucionar algunos de los males de la iglesia!, pero lo hace de un modo vacuo, sin contenido, no se puede hacer una tortilla sin romper huevos, y en ocasiones, yo siento que a este hombre al que intuyo bueno y decente, se pierde en la música y se olvida del baile.
Ahora los supervivientes, los institucionalizados, agitan las aguas mediáticas, y cuando no sale uno con novio, sale uno que frecuenta lugares que no debiera, ¿y que pasa con la teología? ¿Cuándo hablaremos de lo que importa de verdad? ¿Cuándo dejaremos atrás ese edificio de Pedro el funcionario, para debatir sobre la divinidad de Jesús por ejemplo?
El futuro de la iglesia no pasa por modernizarse, sino por volver a sus orígenes, y esos no son otros que Jesucristo, el hijo de Dios hecho hombre. Ahí empezó todo, y ahí, al meollo, deberíamos retornar.
Uno de los más grandes teólogos de nuestro siglo es Jesuita, y curiosamente, por "critico y molesto" fue apartado de la institución. Hoy Jon Sobrino esta expulsado de la Iglesia a divinis, y no puede dar misa. ¿Para cuando ese concilio?, ¿para cuando un encuentro entre un Papa y uno de los últimos grandes teólogos de la Iglesia? ¿Tengo yo que seguir soportando las memeces del cura de mi parroquia mientras uno de los grandes no puede dar misa?
En el ultimo año he empezado un camino hacía atrás. Leo mucho las interpretaciones de los rabinos sobre los textos sagrados. Me gustan la sencillez, el pragmatismo y la claridad con la que se tratan nuestras flaquezas humanas. Me gusta que no esperen de mi que sea superwoman, y me agrada saber que Dios valora el esfuerzo que hago por ser como él, siendo una caca a su lado. Pero dicho esto, luego, me gusta volver a mi fe, la que sabe que ese Dios, envió a su hijo a salvarme. Una fe que me habla de un Padre que me quiso tanto, que empatizó, y que se hizo humano para comprenderme, para acercarse a mis fallos y mis sufrimientos, a mis grandezas, y mis miserias. Adoro volver a mi casa, mi fe, y rezarle a la Virgen, que me cuida, y a mi ángel de la guarda que me protege siempre de todo mal.
A veces uno tiene que volver a su pueblo para saber quien es.
¡Volvamos a casa!, ¡dejemos de pedir perdón por los pecados ajenos! Pongamos la primera piedra de la Iglesia del XXI, ¡volvamos a nuestros orígenes!
 Demos caza a los solapados, los institucionalizados, los arribistas, los insidiosos, los sepulcros blanqueados, los lengua de serpiente, los carreristas con anillo anquilosado en dedo morcilloso, las monjas cantantes y blogueras, los modernillos de sotana, los que pasan el cepillo hasta al muerto en el sepelio, los lamelibranquios y pasotas, los que afean conductas que ellos mismos sostienen,
¡Carajo! ¡Volvamos al Latín que al no entenderlo nadie intentaba desmembrarlo!













































4 comentarios:

  1. Magnífico! A ver si somos muchos los que sostenemos esas ideas y conseguimos ese futuro con vuelta atrás .Es un gozo encontrar alguien con tal claridad de ideas. Un saludo de alguien agradecido por leer este escrito.

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  2. Muchas gracias agradezco el comentario, pero sobre todo saber que hay personas ahí fuera que comparten lo que uno piensa.

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  3. Sé que tanto a vos como a vuestro padre el apelativo Evita les encierra unas reminiscencias claramente político Bonaerenses, no obstante lo utilizo cuando hablo de ti y espero poderlo utilizar en primera persona en la visita que tenéis pendiente hacerme. A tu padre su “Maestro”, le recomendaba tiempo. Puesto que vos sois fiel seguidora de él (del Maestro de tu padre), concededme a mi ese tiempo.
    Hoy te tuve presente en mis oraciones matinales. La respuesta dámela, teniéndome presente en las tuyas.
    FOR.

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  4. Sempre nelle mie preghiere, grazie mille.

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