Querido Frank:
Hoy te escribo desde aquí esta "carta" porque carezco de redes sociales. Tu tienes tus manías, y yo las mías. Me gustaría poder hablarte y decirte que no estás solo, y también, que no dejes de luchar por la madre de tus hijos. He seguido tu carrera porque soy una enorme amante de los animales, a mi también me suelen gustar más que las personas. Con los animales es sencillo, hay normas; el que muerde, muerde, el que pica, pica.. etc. Pero desgraciadamente con los humanos no sucede así. Creo que por lo que no has logrado más apoyos, ha sido precisamente por eso, porque no has sabido adaptarte a las leyes de los humanos. ¡No te ofendas! lo digo desde la enorme empatía que tengo por ti y tus circunstancias, pero creo que a veces, hay que adaptarse para vencer, como el camaleón.
Eres un hombre carismático y peculiar, entre tu y yo, creo que eres un alta capacidad sin diagnosticar, (háztelo mirar que igual encuentras respuestas), pero con todo y con eso, tu manera de ser no ha beneficiado mucho a tu causa.
Uno no puede pedir un favor gritando o enfadándose, aunque tenga roto el alma y tenga razón. Alguien me dice siempre a mi, que ante un tribunal; tienes que tener razón, tiene que ser buena, y te la tienen que dar.
Tu que como yo, eres oyente de Federico y televidente de Sálvame, sabrás la importancia que tiene el "circo" cuando uno quiere vender algo. No es algo malo, no es venderse, solo es adaptarse a las reglas de los hombres.
Todavía te quedan caminos Frank, pero tienes que recorrerlos vestido con traje y corbata, sereno, dejando que la gente te comprenda, que entiendan tu dolor, que sepan que tu mujer es una buena madre, una mujer generosa que perdió un hijo y adoptó otro. Deja que el mundo comprenda lo que sucede en esa "monarquía" en la que la tienen presa. Llama a la puerta de Naciones Unidas, seguro que hay abogados famosos que vean lo "jugosa", (y perdóname), que es tu historia. La historia de un deportista, de el nuevo Félix de la Fuente, de un padre, de un marido.
¡No te enfurruñes más! Recaba los apoyos que necesites y no pierdas el tiempo pensando en quienes no te los dieron. Entre los hombres, hay muchos que parecen corderos, y no lo son.
En definitiva Frank, ¡serénate!, ¡aprende las reglas del juego! y ¡gana el partido! mi familia y yo, te lo deseamos de corazón.
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