Una de las cosas más fastidiosas de la gente normal, es que no tenemos un "closet", es decir, carecemos del suficiente espacio para dedicarlo a ser armario. Esto lleva a una actividad engorrosisima, "el cambio de estación", terrible momento en que te pasas una semana intentando que sequen los jerseys gordos del invierno y preguntándote, en que bolsa o caja del trastero habrás puesto esto o aquello... En esta actividad me encontraba yo cuando comencé a rememorar el concierto de la Ospa del Jueves.
Primero la bella Obertura de L. van BEETHOVEN.- Egmont. Triste a ratos, contundente en otros, muy Beethoven, muy apropiada ya que la dedicó a un opositor del Duque de Alba, Egmont, asesinado por ello. La orquesta empezó algo fría, para ir ganando consistencia con el paso de los minutos. La segunda pieza nos permitió uno de esos momentos de revuelo escenico tan divertidos, en los que entran con un piano, salen los violines, entran otros, se va el de la percusión... nos esperaba otra obra del genial sordo, esta vez Concierto para piano nº 2 en si bemol mayor, op. 19, al piano el solista Alexander Melnikov. Fue realmente maravilloso escucharlo. Por un lado me preguntaba al oírlo como puedo decir que toco el piano, cuando solo perpetro y por el otro me pareció imposible que mi piano y el suyo se llamen igual cuando suenan tan diferente. Que bella afinación, que notas tan claras, en el adagio sonaba realmente como si el piano dialogara con la Orquesta, como si le contara cosas sobre tardes pasadas paseando al sol y oliendo a campo... Asi llegamos al descanso, tras el, la .- Sinfonía nº 4 en re menor, op. 120R. de SCHUMANN, ¡otro grande!. Realmente cuando uno escucha las obras de Mozart, Beethoven, Schumann, entiende el motivo por el cual han trascendido en el tiempo. Son tan intemporales, tan nuevas, tan vibrantes. Maravillosa la orquesta, que bajo la dirección de un Pablo Gonzalez en plena forma, nos brindó una excepcional perfomance. Una de esas en que parece que de los arcos de la sección de cuerda , va a salir humo.
Asi fui colocando mis camisetas de verano y mi ropa de entretiempo y preguntándome, una vez más, ¿como es posible que no vaya todo el mundo a estos conciertos?.
Para no perder la costumbre y tras felicitar, una vez más, a quien corresponda, por el estupendo programa, esta vez pido un concierto para piano y orquesta de Shostakovich. Me gusta más el dos, pero me vale el uno :)
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