Ayer se inició la temporada de la Ospa en Gijón. Ya en la puerta el ambiente bullicioso auguraba éxito, al menos de público. El programa lo merecía. Beethoven siempre merece la pena. Yo tengo una teoría sobre L.V.B. y su música, creo que como era sordo y a pesar de "escuchar" perfectamente la
música en su cabeza, no medía la potencia del sonido y por eso es el que mejor suena de todos, el único que podría llenar un estadio de fútbol y acallar con sus sinfonías todas las voces y gritos. ¡Que gozada siempre escuchar su obra!, ese ruido genial de todos los instrumentos y voces, como digo, el mejor. Pero volviendo a la Ospa, ayer. Tras la llegada y la búsqueda de sitio, (me he cambiado de lugar), dejé la mirada volar un rato. La orquesta ya estaba allí, unos más gordos, otros más flacos, incluso en la sección de viento uno se esta dejando el pelo a lo Afro... también miré ilusionada al de la percusión, porque con Beethoven siempre se lucen y en fin, la alegría del reencuentro, ahí nos anuncia una voz que "el tenor esta malito"... "¡Buf pensé!"...
Harta de cantantes con afecciones vocales en cuanto tocaban el suelo de Asturias, dejé de ir a la Opera y me pasé a verla en el Yelmo. Curiosamente en el Metropolitan de Ny ninguno se pone malo de nada...He de decir que enseguida se me olvidó, aunque en mi opinión la orquesta empezó algo tibia, enseguida se metieron en la maravillosa obra sinfónica y fueron desgranando los distintos movimientos con arte y precisión. Luego entraron los cantantes, el coro ya allí desde el inicio.
Sobre los dos coros, el León de Oro y el Lírico de Cantabria decir que cantaron de un modo excelente, eso si, entraron y salieron un par de veces mal con la orquesta. No se si la falta de ajuste se debió a ellos o al director. Por cierto que iban vestidos más para un cocktail que para un teatro. Las voces, eso si, muy empastadas. La soprano y la mezzo muy buenas, el barítono bien y el tenor molestó poco, pese a su "afección de garganta". Lo único malo de la noche fue mi subconsciente, que no dejaba de cantar "escucha hermano la canción de la alegría" mientras veía a Miguel Ríos vestido con una camisa blanca y una mas blanca aun sonrisa. Por cierto, la mezzo miraba subyugada al director mientras que el barítono y la soprano intercambiaban sonrisas picaras... ¿habra surgido la chispa?...
Por cierto, sigo esperando que, quien sea que lo pueda decidir, decida que la OSPA toque la obra de la Guerra de las galaxias para orquesta sinfonica. Sería un toque de modernidad que no pasaría por Bella Bartok...
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