Mientras España amenaza con convertirse en la dictadura Venezolana que sus habitantes merecen, yo me evado pensando en mis cosas. Sobre la frase que antecede apuntar que no es pesimismo, solo realismo informado y objetivo.
Siempre he sido una enamorada de la moda. Soy la prueba de que para serlo, no hace falta poder comprarse lo que uno admira. Es como un cuadro. No tengo ningún Basquiat pero tengo pegados los que me gustan en mi libreta de "cosas chulas". Con la ropa me ocurre igual. Todos los años en el cambio de estación me cojo el Telva y me recorto lo que me gusta. Este año vamos mal. Las tendencias no son lo mio. Todo muy visto y requetellevado. Prefiero no plantearme que ya soy muy mayor y lo he visto todo. Me consuelo cuando veo que hasta Olivia Palermo parece perdida este año con unos peluches horrendos de colores al cuello ¿En serio pretenden que me ponga un poncho a lo Espagueti Western? Solo me motiva saber que "las sneackers son los nuevos tacones" por ahí vamos bien. Yo llevo toda la vida poniéndome playeros con casi todo, así que me encanta que me den la razón.
Me horrorizo con la "fluidez de genero", el excesivamente arquitectónico y definitivamente ochentero demi-couture de Balmain, la vuelta al eterno y gigante abrigo gris, y la horrible nueva colección de Prada. Es curioso como cambia la moda, habida cuenta de que en primavera soñaba con unos zapatos suyos modelo oxford, bajos y con tachuelas.
Aguanto estoicamente el paso por los estilos "Cowboy", "Hippy", "romántico" y "felino" cuando llego al tartan me desespero de aburrimiento y sensación de "¿Pero esto que es?". Hasta me ponen una trasnochada foto de Linda Evangelista De aquí a que me hablen de Vivienne Westwood un paso. El mundo de la moda esta aburrido y repetitivo. Hasta las modelos son más feas de lo normal. Me saturo con el "mini yo" de Cindy Crawford que no le llega a su madre ni a la altura del tobillo, y de la cara sarten de la mini Kardashian. Cierro los ojos y me relajo imaginándome a Katharine Heptburn con uno de sus elegantes vestidos largos y sobrios. Eso me recuerda a sus inseparables zapatos buckles y de pronto me inquieta saber si siguen abiertos los almacenes Bergdorf Goodman de NY. Google me responde que si, y me tranquiliza saber que "imaginariamente" puedo ir a comprarlos. Estuve una única vez en esos almacenes. Fue en un pequeño viaje con dieciséis años a la ciudad y la madre de la familia Americana en la que estaba, se compró dos conjuntos horrorosos. Me pareció un crimen gastar en aquello con las cosas que había allí, aunque bueno, yo recuerdo que iba vestida con unos leggins negros, una camiseta de "I Love NY", una baseball blanca y unas sneackers. De plena tendencia ahora si lo pienso bien. Suspiro pensando en aquellas sneackers de Reebok que ya no tengo y me consuelo con unas converse All Star azul marino que me esperan en el armario.
De vuelta al presente recorto un vestido granate de la nueva colección de Elisabetta Franchi, y ya de paso otro color mostaza. Me "veo" monisima con los dos y paso a un traje de noche de Armani degradado y fucsia con chaqueta bordada en cristales azules. Me recorto un jersey de Etro y un vestido de Missoni en parches marrones y verdes. Luego me voy a lo básico: los pantalones rectos y perfectamente cortados, chaquetas cruzadas, un abrigo negro tipo bata en color negro que me enamora y que imagino sobre un sobrio vestido de patrón exacto de Maria Grazia Chiuri para Dior.
Con todas estas ocupaciones que me recuerdan a cuando era pequeña y recortaba vestidos para mis "mariquitas de papel", sueño que me pongo algo de eso para ir a escuchar a Pink Martini. Esta orquesta de Portland me fascina y hace mucho que quiero oírles en directo. Tengo la suerte de que tocaran en uno de mis países preferidos el día de mi cumpleaños ¿Lo harán adrede? Acaricio la idea y me encanta la casualidad. Me veo allí perfectamente vestida huyendo de la tendencia Cowboy y sobria al estilo Victoria Beckam pero sin cara de seta, meciéndome al son de "Amado mío". Adoro esta canción desde que en mi infancia idolatraba a Gilda y soñaba con tener su melena pelirroja ondulada. También me hubieran venido bien alguno de sus otros atributos, pero...¡que le vamos a hacer!
Por cierto que he descubierto una nueva saga de literatura negra que me encanta. Del Italiano Marco Vichi, su comisario Bordelli. Me gusta mucho el personaje; que camine por una de mis ciudades preferidas , (Florencia); y que en VO italiana me cuesten sus libros menos de dos euros ¿Se puede pedir mas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario