martes, 26 de septiembre de 2017

Alejandro Villanueva: el último Titán.

   Todo lo que tengo en común con un comunista es biológico: la sangre roja y el corazón a la izquierda. Ahí se acaban las semejanzas. Algún desinformado, o malintencionado informante - (Vaticano seguro)-, podría susurrar con lengua de serpiente que mi religión católica y mi crianza S.J. me acercan un poco a esa filosofía: Falso. El Cristianismo habla de repartir lo propio, no de apropiarse de lo ajeno. Amén de que mi religión tiene como motor el amor y no ese abyecto pecado capital: la envidia.
 
   Quizás la culpa la tuvo Marthin Luther King, al que le solía gustar mezclar las "churras con las merinas" y un día le dio por decir que: "Si el cristianismo hubiera hecho bien su trabajo, no habría comunismo". Así de sencillo y demagogo en días alternos era él. Y siguiendo por el camino de la analogía diré una vez más que: el mayor truco del demonio es convencer de que no existe. Así agazapado en la sombra el mayor de los demonios, el comunismo, is back.

viernes, 22 de septiembre de 2017

Mi semana (Audrey)

Esta semana me han dicho en el cole que Dios es el padre de todos. Me puse tristísima ¿Por que entonces quienes son papa y mama? Estuve repunante toda la tarde, y por fin, cuando me iba a la cama me atreví a contárselo a mamá y papá. Me alegra haberlo hecho porque no lo había entendido bien. Al parecer cuando el universo estaba oscuro y vacío, llegó Dios y no se como, (eso no lo entendí) hizo chispa, hubo una vibración y luego todo empezó. Él es el padre de todos, pero de TODOS. De los planetas, de los anillos de Saturno, de los soles, de los animales, de las plantas, de los bisabuelos de mi abuelo... Me quedé mas tranquila sabiéndolo. Aunque ayer me enteré que la biblia no estaba en Español, sino en Hebreo, y que Jesús era judío. Voy a esperar a que me lo cuenten en el cole porque me volví a perder.
Esta semana me lo pasé pipa porque me invitaron a un cumpleaños. Siempre me gusta que me inviten. Lo paso bomba con todos mis amigos tirándonos por los toboganes y jugando. Comí un montón de sándwich con chocolate, y muchas patatas fritas y chucherías. Tengo muchas ganas de celebrar el mío porque ya se lo que voy a pedir. Quiero una gallina de verdad, y un perro. Nada de eso me lo van a regalar, pero por pedir no pasa nada.
Ayer  en mitad de clase de inglés, descubrí que se me movía otro diente. A un amigo mío todavía no se le ha caído ninguno,  y a mi se me han caído ya seis. Soy una champion.
En fin, os dejo que voy a clase.
 

Otoño again

Mientras limpiaba la casa pensaba que ya está aquí el otoño de nuevo. Lo noto por la luz que entra por la ventana: es más diáfana y brillante; también en el fresco que se ha instalado ya en las mañanas. El otoño me gusta mucho. Se puede ir a recoger castañas, llega Halloween y luego todo termina con la navidad que es mi época preferida del año.
Ayer una paciente de mi marido le regaló unas manzanas. Ese detalle me hizo muy feliz. Las asé con un poco de azúcar y las tomamos en la cena de postre. Hace poco leí que ser feliz con "pequeñas cosas" se llama "slow life". Lo pienso mientras friego el suelo. Desde luego todo a mi alrededor es bastante "slow" y solo el crecimiento de mi hija no lo es; por desgracia, sería lo único que desearía que lo fuese.

martes, 12 de septiembre de 2017

Mi semana (Audrey)

Ayer empecé al cole. Estrené el uniforme nuevo y no me gustó. La falda me hacía cosquillas en las rodillas, y la chaqueta me picaba. Cuando llegué al patio me anime un poco al ver a mis amigos. Papa y mamá me acompañaron y parecían más nerviosos que yo. Ya sabéis que mamá es una mustia que llora con casi todo. Yo no tenía ganas de ir, tampoco quería un nuevo profe, pero admito que me lo pasé bien. Creo que no me porté mal, aunque como hablo muchísimo, tampoco creo que lo hiciera del todo bien. Mi profesor es simpático y nos dio caramelos y todo. Además nos dejó sentarnos donde quisimos. Llegué a casa contenta y con ganas de volver, de hecho hoy, le dije a mamá que me veía muy guapa con mi falda nueva.
Ayer probé un nuevo equipo de futbol. Era con chicas esta vez. Lo hice fatal. No di pie con bola y me dedique a pasear por el césped buscando piedras. No se por que lo hice. Papa se enfado porque dijo que no ponía ganas. Ahora me castigaron sin ir a futbol. Al parecer no importa que lo haga bien o que tenga talento, ellos quieren que me esfuerce. Eso me puso triste, sobre todo porque no entendí mucho donde estaba el problema. Antes quería jugar y ahora no.
Como por lo visto tengo que hacer deporte porque soy muy movida, están buscando otra cosa a la que llevarme. Espero que no sea un rollo.
En fin, os dejo porque voy a comedor ¡Espero que no haya cinta de lomo que la detesto!
 

Contador, mi abuelo y el ciclismo.

Alberto Contador subió el Angliru el sábado: y ganó. Al otro lado de la pantalla yo me mordía los muñones. Sufría pensando en que se cayera de la bici, - ¿no hay alguien que pueda controlar a esos fans que corren y apretujan ciclistas? -, fibrile cuando vi que podía quitarle el pódium al tercero, y luego cuando le comieron tiempo y vi que ya no era posible. Le grité a mi marido por interrumpir mi histeria relatándome lo que decían en la radio, y también a mi hija por preguntarme algo. Sufrí cuando el líder reaccionó y tiró de todos, y cuando nadie salió en su ayuda rompiendo el pelotón para hacerle ganar tiempo. Poca solidaridad y deportividad quedan ya en el mundo del deporte.
Finalmente ganó la etapa, y su brazos alzados al entrar en la meta fueron los míos. En ese instante recordé a Pantani, "el pirata" y todas las tardes de gloria que nos dio a los que entendemos de subir montañas y coronar cumbres.

viernes, 1 de septiembre de 2017

El plan de Dios

    Durante mucho tiempo no pensé en el plan de Dios para mi. Asumí que no tenía ninguno. Supuse que no esperaba gran cosa de mi, porque no me parecía que me hiciese demasiado caso. Imaginé que tenía cosas mejores que hacer, que su tiempo estaría enteramente ocupado por: las guerras; los desastres naturales; la enfermedad; la muerte. Esa falta de expectativas que yo le atribuía, pronto se convirtió en una distancia. El no esperaba nada de mi, ¿por que iba yo a esperar algo de él? Nunca lo comenté con nadie. Desgraciadamente en mi religión no hay pastores que te guíen. Los sacerdotes se limitan a decirte todo lo que haces mal, y a esperar de ti unas cosas que ni son practicas, ni ellos cumplen. Así fui transitando por la vida, con Dios siempre presente, pero tan ausente.