viernes, 18 de marzo de 2016

Ospa 17 marzo Concierto Extraordinario

Cuando estudiaba historia de la música, Edward Elgar era para mi: "el músico ese raro". Cada uno memoriza a su modo, y digamos que yo, siempre he recordado las cosas de un modo muy peculiar. Elgar es el músico que compuso el Oratorio que, formalmente, no puede ser considerado como tal, que era católico en un país de mayoría protestante cuando eso condicionaba una vida, que compuso las geniales "Variaciones Enigma", y que iba por ahí apuntando pequeños retazos melódicos, que luego, iría encadenando en sus obras. Quizás esto ultimo, fue lo que quedó más grabado en mi memoria, puesto que yo hago lo mismo con mis cuadernos.
Ayer la Ospa interpretaba "El sueño de Geronte" basado en el poema del cardenal John Henry Newman. En dicho poema lo que se reflejaba era la visión católica Romana de la muerte, y la inmortalidad del alma. Debo decir aquí, como católica romana, que da bastante bajón pensar que eso es lo que nos aguarda.
Otra confesión. Aborrezco el tema de los angelitos cantores y lo de "te has muerto y ahora vas a estar mejor".
Volviendo al concierto.

Este oratorio, que por algunas características técnicas no se considera como "exactamente eso", es enormemente moderno para la época, tanto en su concepción como en los sonidos. Es una composición de gran riqueza y color orquestal. No estamos ante la típica obra religiosa donde todo se supedita a la voz. Aquí hay música, y mucha. La orquesta no es un mero elemento acompañante o resaltador.
La obertura de más de diez minutos ya es una declaración de intenciones por parte del autor, una obertura que nos pone en situación, que nos transmite esa tristeza del hombre en su lecho de muerte. Los sonidos son ricos y el colorido orquestal grande. Estupenda la Ospa que enseguida conecto con el espíritu de la obra. Hubo instantes durante ella, que se me vino a la cabeza Lola Flores. Esos momentos "drama queen" que ella tenía, tan raciales, tan de: "que se me paren los pulsos". Realmente evocadora.
Y llegó el turno al tenor. Tenía una voz bonita y bien timbrada, pero le faltaba algo. No se si era madurez, o que estaba sobreactuado, pero lo cierto es que le faltaba lirismo. A mi no me convenció en ningún momento de que estaba cercano a la muerte, más bien parecía que tenía ganas de irse a cenar.
Algunos pasajes muy bonitos en la primera parte, como el coro de asistentes magníficamente interpretado por el Coro de la Fundación Princesa de Asturias, o la hermosa voz del bajo Nathan Berg.
Siempre me ha fascinado cuando veo Opera, como un hombre delgado abre la boca, y de pronto, un caudal de ecos graves y profundos emergen de ella.
Precioso el momento final entre el Sacerdote (Berg) y los Asistentes (coro). Unos sonidos corales que me recordaron muchísimo, a la que para mi, es una de las mejores bandas sonoras: "La misión". Al final, todos bebemos de alguna fuente.
 
La segunda parte llega y el alma de Geronte ya ha cruzado al otro lado. Allí le espera un Ángel, encarnado por una mezzo. Curiosa elección, porque yo pensaría que un ángel tendría que ser una soprano, pero se la alabo al compositor ya que siempre prefiero los sonidos graves a los agudos. Quizás tenga alguna explicación formal, y no solo es mera elección del compositor, lo ignoro al no ser musicóloga.
La mezzo Allison Cook, vestida con un bello vestido azul empolvado demostró ser dueña de una voz de amplio registro y bello color. Quizás con exceso de potencia mal controlada en ocasiones, que la llevó a carecer de la sensibilidad necesaria para emocionar, y a casi ahogarse tras el primer "aleluya".
La obra gana enteros en la segunda parte, con coros muy dramáticos y líneas vocales llenas de luminosidad y fuerza. Hubo momentos muy Wagnerianos, muy nibelungo, pero más delicados.
Magnifico el coro de demonios, donde me acorde de la banda sonora de "La novia cadáver", casi casi, podía ver a los integrantes del coro vestidos de rojo, y el humo y el azufre elevándose hacia un cielo incierto. Hubiera querido que esa parte durase más, porque en mi opinión es la mejor de la obra.
 
Al final lo de Geronte no había sido para tanto, y acaba en el purgatorio. Ahí las voces recuerdan más a la música de "Sonrisas y lagrimas" y no se si por esta imagen visual, o porque me gusta mucho la ultima intervención del ángel, me pareció que la mezzo fue mucho menos "softly anf gently" de lo que debiera. ¡Vamos! que eche en falta a una July Andrews.
La obra preciosa, la orquesta estupenda, y el coro magnifico.
Descanse en paz Geronte.





















 

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