jueves, 26 de diciembre de 2013

Respeto e igualdad

Hacía mucho tiempo que tenía ganas y hace dos meses me apunté a clase de punto. Lo cierto es que disfruto mucho, pero no solo con el punto, me agrada porque es el único lugar al que voy ultimamente, en el que solo hay ilusión; por una chaqueta que se termina para un bebé, por una bufanda para un marido, un muñeco para una nieta... Pero hoy ocurrió algo que me hizo pensar. Una hora antes de terminar la clase, una señora se levantó y dijo que se iba, porque su hijo entraba antes al trabajo y tenía que hacerle la comida. Como parecía apesadumbrada me hizo preguntarme ¿por que se iba?, ¿que obliga a una mujer de setenta años, a dejar algo que le gusta para dar de comer a un hijo que no es manco?.


Con la noticia de la próxima visita del Santo Padre a Jerusalén, el domingo hubo una animada discusión tras la comida. Yo siempre he querido ir a Israel y visitar los santos lugares y aunque estoy más cerca de ir a Katmandú que allí, mi madre me recordó la falta de libertad de las mujeres por aquellos lares. No le quito la razón, pero lo triste es que aquí la libertad y la igualdad son solo palabras. Es verdad que no nos lapidan ni repudian pero la mayoria de las mujeres con las que voy a clase lo único que hacen es servir al marido y a los hijos. En mi primer trabajo sufría tal dosis de machismo que todavía recuerdo lo que tuve que oir. Un hombre joven esta lleno de entusiasmo una mujer joven de inexperiencia, lo que en un hombre es una ambición sana en una mujer es prepotencia y orgullo y ya no digamos si en lugar de un orco es medio mona... entonces llegan los chistes y las risitas. Una mirada en el telediario a la mayoría de organismos internacionales y consejos de administración, nos cuenta la misma historia, hombres trajeados que peinan canas, algún joven con pinta de chulo y cuatro mujeres todas iguales, asexuadas y grises. La gran revolución pendiente sigue siendo la igualdad de la mujer, la igualdad desde la diferencia, porque no somos iguales a los hombres, ni mejores, ni peores, pero debemos tener las mismas oportunidades, derechos y educacion. A mi no me gusta esta nueva generación de mujeres agresivas e hipersexuadas, como tampoco me gustan los hombres acoquinados que llevan al lado, la igualdad no consiste en comernos a los machos como las mantis, la igualdad como en casi todo, nace del reconocimiento de la diferencia, de la admiracion de la misma y del respeto.
 Pero la culpa en el fondo es nuestra, ¿quienes educan a los hombres?. ¿quienes los traen al mundo?, pues eso, que mientras las mujeres no eduquen a sus hijos en el respeto a la mujer no iremos a ninguna parte.

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