domingo, 4 de noviembre de 2012

Sin más (yo)

Hace poco viendo en la tele unas imágenes de lo que está sucediendo en Siria me puse a llorar. Mi marido, me preguntó, que más allá de la tragedia humana, ¿por que me afectaba tanto algo que pasaba tan lejos?. Me paré a pensarlo y después de un rato me di cuenta de que para mi, no pasaba lejos. Mi infancia la recuerdo viendo informe semanal y el telediario con mi padre. Gracias a él tengo, lo que podríamos llamar, un corazón geopolítico. En definitiva, él me enseñó que uno no puede ser feliz si los de al lado no lo son, que uno no puede consentir según que cosas y que no estamos en este mundo ni para ser indiferentes ni para consentir la injusticia. Es mejor llorar que permanecer impasible.
De él aprendí a trazar una linea en el suelo y a tener claro quien o que, quedaba a cada lado de ella. Esta semana, el padre de una de las victimas de Madrid, escribió, que no les decíamos a nuestros seres queridos bastante lo mucho que les queremos. Yo voy a aprovechar hoy para decirle a mi padre lo mucho que le quiero, lo orgullosa que estoy de ser su hija y que si en el mundo hubiera más como él, la vida, no sería como dijo el otro, "una noche en una mala posada".

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