viernes, 5 de octubre de 2018

El hombre varado (yo)

   Ayer tuve un día de mierda. Uno de esos donde las garras de la envidia se te clavan y arrancan un pedacito más. Otro clavo para el ataúd que diría un amigo. Sin embargo hoy la vida me regalo un momento de paz hermoso: en una capilla, con una vela, con niños de miradas limpias y junto a Dios. Y quizás por eso, porque hoy he tenido ese premio y el email de alguien que me dice que le he ayudado mucho, me ha impactado más la historia de Hassan: el hombre varado.


   Un Sirio de 37 años atrapado en el aeropuerto de Kuala Lumpur hace cuatro meses. Sin visado y sin pasaporte. Sin tierra. Irónicamente rodeado de millones de personas que si van a alguna parte.


   Hassan es una victima más de algo que me aterra: el ser solo una persona. Solo un hombre. Hubo épocas en que eso era lo normal. Si no nacías en una familia real, o un castillo, eras solo una herramienta más. Pero la democracia,  el capitalismo y mucha sangre conquistaron la libertad individual. Si nos vamos atrás en el tiempo, hubo muchos siglos en que la vida humana valía muy poco, pero creímos que esa era la meta que habíamos logrado tras las dos ultimas guerras mundiales. Pero parece que no. Que volvemos a ser solo individuos a los que se puede poner un numero, o no ponérselo al albur de lo que otros decidan. De nuevo las personas corrientes no contamos salvo que interesemos por algo: un numero, una estadística, una votación, intereses económicos.

    Este hombre decidió no morirse en Siria, cosa que denota inteligencia y cierta capacidad de predicción y se fue a trabajar a otro país. Cuando le tocó renovar el pasaporte sus compatriotas se lo daban a cambio de que se uniera al ejercito. Y se negó. No voy a entrar a juzgarlo. No creo que haya guerra que merezca la pena luchar salvo la de defender mi hogar, y entiendo que para sus compatriotas, Siria lo era. Aun así preferiría no tener que comprobar nunca de que pasta estoy hecha, preferiría no saber si soy patriótica o no. Si de algo estoy segura es que a una guerra vas con el testamento en la mochila, y una polaroid de la parca que pasará a recogerte. Y en el mejor de los casos, si vives, te quedas con metrallas emocionales por todo el cuerpo, y esas, nadie te las puede sacar nunca ¿Y que pasa con tus sueños? ¿Tus anhelos? Con tus años de universidad y esfuerzo ¿De verdad tienes que renunciar a todo por unos irracionales? 

    La madre de alguien que conocí tuvo que irse de su casa corriendo con lo puesto, dos niños de siete años y un bebé en los brazos. Alguien venía a quemar su casa. Y como ella decía: "¿Que les había hecho yo?" Yo vi su nueva casa, la que construyeron después, y como ya conté aquí otra vez, también visité los cementerios de varias guerras, y en ellos, suele haber muchas mujeres, niños y ancianos. También hay soldados, pero curiosamente, muy pocos de los responsables, aquellos que inflaman el animo y la palabra hasta detonar la chispa que lo corroe todo. Para esos queda el traje y el tribunal de guerra, mientras los sueños de miles de personas corrientes se convierten en humus. 

  Hassan quizás debía haberse quedado y no irse a vivir a los Emiratos árabes. Quizás tenía que haber renunciado a ejercer su profesión libremente, a ser feliz, a tener amigos y parejas. A lo mejor tenía que haber postergado todo, solo porque hay enemigos de la libertad. Quizás es la manera karmica en que la vida le ha devuelto lo que era suyo. Pero en el fondo yo me pregunto ¿En que carajo de mundo vivimos? ¿Por que hay mil organismos internacionales llenos de trajeados que comen y beben y no hacen nada? ¿Como dejaron siquiera que se produjera la guerra en Siria? ¿Por que no defendieron a la población? ¿No había nadie con dos dedos de frente para ver que era un desastre colosal? ¿Quien nos defiende a las personas normales que les pagamos los trajes y lo que comen y beben?

   Hace poco me preguntaba aquí, a raíz de un análisis de la serie CSI,  que ¿por donde discurriría ahora la vida civil americana? ¿que pensarían por allí? y me di cuenta que desde el horroroso 11S, viven en estado de excepción emocional. Series como: "The Walking dead", "Fear the walking dead" , "Colony" y otras, lo demuestran. Creo que todos vivimos con el temor a convertirnos en Hassan. Porque él somos todos. Yo, tan judeocristiana y caucásica tengo mucho más que ver con él que con otras personas, porque yo no soy nadie. Soy solo una persona, y es terrible, pero en este mundo que nos toca vivir, eso no te asegura nada. 




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