viernes, 19 de octubre de 2018

El que calla otorga

  Hoy me he despertado justo a tiempo de escuchar algo en la radio que me removió. Hablaban de alguien que para mi es una inspiración en la distancia, alguien a quien he leído y del que he aprendido mucho. Lo hacían en unos términos tan despectivos y poco ajustados a la realidad que me dolió profundamente. Quizás porque me recordó muchas otras injusticias que yo misma, o personas cercanas a mi han sufrido.

   Dicen que el que calla otorga, otros que el que calla es que no quiere discutir con imbéciles, y otros que el silencio es la más bella respuesta, pero yo creo que a veces uno tiene que hablar para ocupar su espacio y que los envidiosos no te lo quiten. Así de choni y callejero como suena, pero el mundo no esta repleto de seguidores de Platón, sino de siervos de Envidia o Némesis.


   Hoy estaba yo escuchando esa emisora, y les escribí pidiendo una rectificación, pero cuando yo, u otro como yo no esté ¿que ocurrirá? ¿de verdad callar es la mejor estrategia? 

   Cuando uno es uno de los mayores teólogos vivos, un gran filosofo y humanista, con una solidisima formación cultural y humana, no puede vivir siempre en el "no me importa". Uno tiene que ser consciente de su legado y la humildad no puede convertirse en desprecio. Hay una diferencia entre dignidad y orgullo, y a veces, uno tiene que ser listo; no inteligente.

  Hay legados  humanos y espirituales que merecen ser contados como son, y no pasados por las mentiras interesadas de los envidiosos y mezquinos. No le conozco personalmente, me separan miles de km de él, pero estoy segura de que le importa un bledo lo que escribo y lo que dicen, pero no tiene derecho a que no le importe. Lo argumento en el vacío porque este tan tan no se escuchará en su selva.

     Nadie más que yo comprende lo que es ser inteligente. La de enemistades y recelos que te crea tu diferencia. Todo lo que tocas se convierte en mierda en lugar de en oro, porque alguien te teme, o se siente amenazado por ti. Tu no te enteras de nada de eso, porque a ti solo te interesa lo tuyo. Para unos es Dios, para otros su carrera, o su familia. Durante un tiempo, el de la juventud, tira de ti tu energía y tu empuje y perdonas a todos los mezquinos con los que te cruzas. Después creces y los mezquinos empiezan a quitarte el aire, y entonces ya no perdonas, ignoras. Crees como los perros y los niños, que si tu no les miras, ellos no te ven ¡craso error! Porque ellos no existen para ti, pero para ellos, tu eres importantisimo. Ellos son oscuridad y tu un faro. Puedes fingir que tienes la batería baja pero la luz siempre brilla más intensamente de lo que piensas.

     No importa que a ti no te importen los otros, a los otros les importas tu, y lo peor; les molestas. Al final no sirve de nada dar la espalda a esa realidad y fingir indiferencia ¿Como no va a importarte? Pero es un modo de cooperar con el dolor y de racionalizarlo para avanzar. Mientras tu te centras en "tus cosas" los otros se centran en ti, y así a tus espaldas van tejiendo sus telitas de araña cabrona. Te usan cuando conviene y te tiran cuando no. Y tu hablas con Dios, y piensas: "Ya te lo contarán a ti cuando lleguen". Y todo eso esta muy bien pero al final ellos ganan. Ganan porque solo quienes te conocen mucho saben la verdad. El resto se queda con lo que "les dicen", "escuchan", "me dijeron". Y seamos sinceros, la otra vida estará muy bien, pero algunos vivimos esta muy aperreados y hay que aplicar Newton y devolver en sentido contrario con igual intensidad aunque sea de cuando en cuando.

     Es triste que la desinformación y la verdad liquida conviertan a los asesinados en asesinos, que los que vieron caer a sus compañeros muertos por los tiros de una pistola sean acusados hoy en un comentario "casual", de llevar una pistola mientras consagraban. Es triste que los que no llegaron a ser teólogos pero lo intentaron con escaso éxito, hayan dado "muerte civil" a uno de los más grandes de nuestros tiempos. Ya imagino que se lo pasara por el forro de la templanza y la coraza, pero no debería hacerlo porque hay cosas que merecen ser contadas, y muchas nuevas generaciones que ignoran el pasado, o se lo hacen ignorar. 

    Hoy mientras oraba recordé que Jesús les pedía a los discípulos que salieran y bautizaran. El no dejó que lo crucificaran en silencio. El se dejó crucificar para dar una lección, para enseñarnos un camino, pero también dejó la maquina de la propaganda en marcha. Jesucristo quería que su palabra y su luz se extendieran. El no dejó que le silenciaran, y tu tampoco deberías. No creas que tus obras hablan por ti, porque lo hacen, pero bajito. Eso lo acallan los que susurran mentiras por pasillos y corredores. Recuerdo que el año pasado le recomendé un libro tuyo a alguien y me dijo: "no voy a leer el libro de ese hereje". Tan ignorante como doloroso el comentario, lo sé, pero es lo que se consigue cuando uno se arrincona y deja que los otros cuenten lo que les parece.

    Tengo muchos recuerdos de mi vida grabados, uno de ellos es la profunda tristeza que adivine en el rostro de alguien el 16 de noviembre de 1989. Lo triste es que ya, por aquel entonces, algunas radios contaban cosas que no eran ciertas. Ya la desinformación convertía los crucifijos en pistolas y la entrega desinteresada en comunismo. Y si los que sabéis la verdad siempre calláis, ¿que ocurre?

    Es una reflexión gaseosa. No va a parte alguna. Pero es triste contemplar, que a todo aquel que merece la pena en esta vida, la escoria lo crucifica.

     Como dice el proverbio Sufi: "La mitad de lo que digo no sirve para nada, pero lo digo para que la otra mitad pueda llegar a ti"














     

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