lunes, 21 de noviembre de 2016

Preludio de la tragedia

       La historia debería ser algo difícil de manipular, puesto que está escrita e incluso filmada. Las personas deberíamos preservarla para impedir que nos manipulen a su antojo los que quieren comer a costa nuestra. Lo cierto es que no ocurre así, y ni la gente recuerda, ni impide que algunos tomen el pasado y lo manipulen y retuerzan a su antojo. Así la "cal" está más viva que nunca, y hay muertos de primera y de segunda.
      Hace poco me enteré de que hay una "corriente" llamada el "negacionismo" que niega el holocausto. No sabía que a semejante burrada se la pudiera llamar corriente, ni que la estupidez humana llegara a tanto. A veces me planteo ¿Qué ocurriría si los judíos no dedicaran miles de millones a que la humanidad no olvide?, ¿no habría ya muchos que dirían que Hitler era un tío muy enrollado?
      Todo este preámbulo viene al caso, porque harta de escuchar memeces parlamentarias, harta de que resuciten lo que "conviene" y olviden lo otro todos estos "politicastros" he decidido transcribir extractos del Diario de sesiones de las Cortes. El texto se corresponde de modo fidedigno con los discursos parlamentarios de 16 de junio de 1936 y es fiel reflejo de la situación a la que se vio abocado un pueblo, liderado por una manada de inútiles, (como poco).
Creo que reconocerán en los textos los "demonios" ,hoy más presentes que nunca, gracias al inestimable Zapatero y a otros similares.

       - El Sr. CALVO SOTELO: Quiero decir al Sr. Presidente del Consejo de ministros que puesto que existe la censura, que puesto  que  S.S. defiende y utiliza los plenos poderes que supone el estado de alarma, es menester que S.S. transmita a la censura instrucciones imperadas en el respeto debido a los prestigios militares. Hay casos bochornosos de desigualdad que probablemente desconoce S.S., y por si los desconoce y para que los corrija y evite en  lo futuro, alguno quiero citar a S.S. Porque ¿es lícito insultar a la Guardia Civil (y aquí tengo un artículo de ‹‹Euskadi Rojo› › (*1) en el que dice que la Guardia Civil asesina a las masas y que es homicida) y, sin embargo no consentir la censura que se divulgue algún episodio como el ocurrido en Palenciana, pueblo de la provincia de Córdoba, donde un guardia civil separado de la pareja que acompañaba, es encerrado en la Casa del Pueblo y decapitado con una navaja cabritera? 
 
         Grandes protestas
 
        – Varios Sres. DIPUTADOS: Es falso es falso. (Fue tan real como aberrante)
 
        –  El Sr. CALVO SOTELO: Voy a concluir ya Sr. Presidente del Consejo. Con lo que llevo dicho creo que queda explicado el alcance que quiero dar a los propósitos manifestados en la nota del penúltimo Consejo de ministros. ¿Contrición? ¿Atrición? Esa nota, como dijo el Sr. Gil Robles con gran elocuencia, es una autocrítica implacable. Para que el Consejo de ministros elabore esos propósitos de mantenimiento del orden han sido precisos 250 o 300 cadáveres, 1.000 0 2.000 heridos y centenares de huelgas.  Por todas partes, desorden, pillaje, saqueo, destrucción. Pues bien a mí me toca decir, Sr. Presidente del Consejo, que España no os cree. Esos propósitos podrán ser sinceros, pero os falta fuerza moral para convertirlos en hechos.- ¿Qué habéis realizado en cumplimiento de esos propósitos? Un telegrama circular, bastante ambiguo por cierto, que yo pude leer en un periódico de provincia, dirigido a los gobernadores civiles, y una combinación fantasmagórica de gobernadores, reducida a la destitución de uno, ciertamente digno de tal medida, pero no digno ahora, sino hace tres meses. Y quedan otros muchos que están presidiendo el caos, que parecen nacidos para esa triste misión, y entre ellos y al frente de ellos un anarquista con fajín, y he nombrado al gobernador  civil de Asturias, que no parece una provincia española, sino una provincia rusa
 
         Fuertes protestas
 
        – Un Sr. DIPUTADO: ¿Y eso que es? ¡Nos está provocando!-. El Sr. PRESIDENTE agita la campanilla, reclamando orden.- Yo digo Sr. Presidente del Consejo de ministros, compadeciendo a S.S. por la carga ímproba que el azar ha echado sobre sus espaldas…
 
         – (El Sr. PRESIDENTE DEL CONSEJO DE MINISTROS: Todo menos que me compadezca S.S. Pido la palabra .
 
         Aplausos
 
          -...  El estilo de improperio característico del antiguo señorito de la ciudad de La Coruña…
 
          Grandes protestas en el hemiciclo.
 
          – El SR. PRESIDENTE DEL CONSEJO DE MINISTROS: Nunca fui señorito – varios señores diputados increpan al Sr. Calvo Sotelo airadamente.
 
          – El SR. PRESIDENTE: ¡Orden! Los Sres. Diputados tomen asiento.-  Señor Calvo Sotelo, voy pensando en que es propósito deliberado de S.S. producir en la Cámara una situación de verdadera pasión y angustia. Las palabras que S.S. ha dirigido al Sr. Casares Quiroga, olvidando que es Presidente del Consejo de ministros, son palabras que no están toleradas, no en la relación de una Cámara legislativa, sino en la relación sencilla entre caballeros
 
           Fuertes aplausos
 
          - El Sr. CALVO SOTELO: Yo confieso que la electricidad que carga la atmosfera presta a veces sentido erróneo a palabras pronunciadas sin la más leve maligna intención-, (Protestas en el hemiciclo).- Lamento que se haya alargado mi  intervención por este último incidente y concluyo volviendo con toda serenidad y con toda reflexión a lo que quisiese que fuese el capítulo final de mis palabras, y es que anteayer a pronunciado el Sr. Largo Caballero un nuevo discurso, uno nuevo, no porque el Sr. Largo Caballero – y esto es un elogio de su consecuencia política – cambie de ideales, sino porque es el último, y en él, quizás con mayor estruendo, con mayor solemnidad , con mayor rotundidez, ha acentuado su posición política. El Sr. Largo Caballero ha dicho terminantemente en Oviedo que ellos van resueltamente a la revolución social, y que esta política, la política del Gobierno del Frente Popular, solo es admisible para ellos en tanto en cuanto sirva el programa de la revolución de octubre, en tanto en cuanto se inspire en la revolución de octubre. Pues basta, eso, sí es cierto que S.S. atado umbilicalmente a esos grupos, según dijo aquí  en ocasión reciente, ha de inspirar su política en la revolución de octubre, sobran notas, sobran discursos, sobran planes, sobran propósitos, sobre todo; en España no puede haber más que una cosa: la anarquía
 
            Aplausos
 
          - El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Presidente del Consejo de ministros tiene la palabra
 
    En este punto de la sesión, toma la palabra Casares Quiroga dando respuesta. Entrecomillo los párrafos más elocuentes de la replica del entonces Presidente del Consejo de Ministros.
 
          - " Señores Diputados, yo tenía la decidida intención de esperar a que tomaran parte en este debate todos los oradores que habían pedido la palabra, e intervenir entonces, en nombre del Gobierno; pero el Sr. Calvo Sotelo ha pronunciado esta tarde aquí palabras tan graves que antes que el Presidente del Consejo de ministros quien ha pedido la palabra  diré que, impulsivamente, ha sido el Ministro de la Guerra.- Yo no voy a descender al terreno al que suavemente quería llevarme el Sr. Calvo Sotelo, terreno de polémica personal, personalísima,  al cual me está vedado acudir porque yo no puedo olvidar que aquí soy el Presidente del Consejo. Ocasiones ha tenido en la vida el Sr. Calvo Sotelo para encontrar a Santiago Casares. Hoy no encontrará aquí más que al Jefe del Gobierno (Muy bien, gritos en el hemiciclo). Pero el Sr. Calvo Sotelo, con una intención que yo no voy a analizar, aunque pudiera hacerlo, ha venido esta tarde a tocar puntos tan delicados y a poner los dedos cruelmente, en llagas que,  como español simplemente, debiera cuidar muy mucho de no presentar, que es obligado al Ministro de la Guerra el intervenir inmediatamente para desmentir en su fundamento las afirmaciones que ha hecho el Sr. Calvo Sotelo.- Que el Ministro de la Guerra ha tomado determinadas medidas porque se las ha impuesto el Frente Popular de tal sitio o la comisión de tal otro, exigiéndole hasta plazo  y tope  de fecha. ¡Pero Sr. Calvo Sotelo, cuando me conocerá Su Señoría! ¡Aceptar yo ni como particular ni como ciudadano que se viniera a ingerir en las funciones de un Ministerio tan delicado como el que represento, porque se me pusiera una condición, o un tope, o una fecha por parte de los elementos políticos que fuere, aunque fueran los más afines! De ninguna manera Sr. Calvo Sotelo. Y por eso contestando a lo que S.S. decía cuando afirmaba que tal traslado se había hecho por imposición y tal otro se había ordenado incluso marcándome el número de horas en que se había de realizar, digo a S.S. que eso es absolutamente inexacto.- Yo no quiero incidir en la falta que cometía Su Señoría, pero si me es lícito decir después de lo que ha hecho S.S. hoy ante el Parlamento, de cualquier cosa que pudiera ocurrir, que no ocurrirá, haré responsable ante el país a S.S.(suenan fuertes aplausos en el hemiciclo).- No basta que algunas personas amigas de S.S. vayan haciendo folletos, formulando indicaciones, realizando una propaganda  para conseguir que el Ejercito que está al servicio de España y de la República, pese a todos vosotros y a todos vuestros manejos, se subleve (aplausos); no basta que después de habernos hecho gustar las dulzuras de la Dictadura de los siete años, S.S. pretenda ahora apoyarse de nuevo en un Ejercito cuyo espíritu ya no es el mismo, para volvernos a hacer pasar por las mismas amarguras; es preciso que aquí, ante todos nosotros, en el Parlamento de la República, S.S. representación estricta de la antigua Dictadura venga otra vez a poner las manos en la llaga, a hacer amargas las horas de aquellos que han sido sancionados, no por mí, sino por los Tribunales; es decir a procurar se provoque un espíritu subversivo.  Gravísimo, Sr. Calvo Sotelo; si algo pudiera ocurrir, Su Señoría será el responsable con toda responsabilidad
 
         Se escuchan varios muy bien y fuertes aplausos.
 
        El Sr. Calvo Sotelo responde al reto de Casares Quiroga en los siguientes términos:
 
       - “Voy a contestar ahora, rapidísimamente, una palabras y conceptos concretos del Sr. Casares Quiroga. Su Señoría ha querido darme una lección de prudencia política, y yo, que soy modesto, jamás desdeño las lecciones que se me puedan dar por compatriotas míos.- Ahora bien Sr. Casares Quiroga; para que S.S. dé lecciones de prudencia, es preciso que comience por practicarla, y el discurso de S.S. de hoy es la máxima imprudencia que en mucho tiempo haya podido fulminarse desde el banco azul. ¿Imprudente yo porque haya tocado el problema militar y hablado concretamente del desorden militar?.- Para mí el Ejercito (lo he dicho fuera de aquí y en estas palabras y en estas palabras no hay nada que signifique adulación), para mí el Ejercito – y discrepo en esto de amigos como  el Sr. Gil Robles – no es en momentos culminantes para la vida de la Patria un mero brazo, es la columna vertebral. Y yo agrego que en estos instantes en España se desata una furia antimilitarista que tiene sus arranques y orígenes en Rusia y que tiende a minar el prestigio y la eficiencia del Ejército español.- Nada de adulación al Ejercito, la defensa del Ejercito ante la embestida que se le hace y se le dirige en nombre de una civilización contraria a la nuestra y de otro ejército, el rojo, es en mi obligada.- Yo tengo Sr. Casares Quiroga, anchas espaldas, Su Señoría  es hombre fácil y pronto para el gesto y el reto y para las palabras de amenaza. Le he oído tres o cuatro discursos en mi vida, los tres o cuatro desde ese banco azul, y en todos ha habido siempre la nota amenazadora. Bien Sr. Casares Quiroga. Me doy por notificado de la amenaza de S.S. Me ha convertido S.S. en sujeto, y por tanto no solo activo, sino pasivo, de las responsabilidades que puedan nacer de no sé qué hechos. Bien, Sr. Casares Quiroga. Lo repito mis espaldas son anchas; yo acepto  con gusto y no desdeño ninguna de las responsabilidades que se puedan derivar de actos que yo realice, y las responsabilidades ajenas, si son para bien de mi Patria (exclamaciones en el hemiciclo) y para gloria de España, las acepto también. Y es preferible morir con gloria a vivir con vilipendio (nuevas exclamaciones y rumores en el hemiciclo). Pero a mi vez invito al Sr. Casares Quiroga a que mida sus responsabilidades estrechamente, si  no ante Dios, puesto que es laico, ante su conciencia, puesto que es hombre de honor; estrechamente día a día, hora a hora, por lo que hace, por lo que dice, por lo que calla. Piense que en sus manos están los destinos de España, y yo pido a Dios que no sean trágicos: Mida S.S. sus responsabilidades, repase la historia  de los veinticinco últimos años y verá el resplandor doloroso y sangriento que acompaña a dos figuras que han tenido participación primerísima en la tragedia de dos pueblos Rusia y Hungría, que fueron Kerensky y Karoly. Kerensky fue la inconsciencia; Karoly la traición a toda una civilización milenaria. Su Señoría no será Kerensky, porque no es inconsciente, tiene plena consciencia de lo que dice, de lo que calla y de lo que piensa. Quiera Dios que S.S. no pueda equiparse jamás a Karoly.
 
          Fuertes aplausos en el hemiciclo

          Todo el texto entrecomillado y en letra cursiva, está copiado literalmente del Acta de la sesión celebrada en el Congreso de los Sres. Diputados el día 16 de junio de 1936.  A un mes y dos días, del Alzamiento Militar contra el Gobierno de la II República Española.
 
          ..."Y así se escribe la historia" que diría el otro. Lo que antecede es la segunda parte del duelo establecido entre Calvo Sotelo y Casares Quiroga. El exordio ya estaba escrito al convocarse las elecciones de febrero.
Cuando el Vicepresidente de la Cámara, Fernández Clérigo, declaró suspendida la sesión, los Sres. Diputados (lo de Sres., por  englobarlos a todos, a algunos,  a nivel personal, no de representación de la soberanía nacional,  lo de Sr. les venía auténticamente ancho, largo, en definitiva: grande) salieron del Congreso directos: unos a la revolución, otros a la guerra y el Sr. Calvo Sotelo, como condenado de antemano: hacia la muerte. Todos, todos ellos, en ese trágico momento eran la auténtica representación de la pobre España.
"Pobreza", que me temo, no solo no hemos superado, sino que estamos repitiendo. ¡ojala me equivoque"...
 
---------------------------------------------------- 
  (*1) Arnaldo Otegui y sus “gudaris” se consideran unos innovadores, siendo realmente unos simples “repetidores” o “papagayos”. Habituados como están a usar y abusar de una democracia en la que no creen, pero que pagamos todos. Unos más que otros, ya que hay instituciones como la Guardia civil que han aportado muchas cruces. Desgraciadamente ahora, para ser "demócrata" no se puede hablar de ello, "porque ofende sensibilidades". ¡Tócatelos!

-----------------------------------------------------------------

 El texto y la investigación que subyace pertenecen a Audrey y yo. Si vas a usarlo, cita la fuente
 



















 

4 comentarios:

  1. Como siempre, está Ud. magnifica.
    El no poner ni quitar, nos conduce a eso, a las Actas del Congreso. Que nieguen su existencia o escriban ellos unas nuevas. Capaces son...

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias. Creo que este país no se da cuenta del peligro que entraña revisitar, de forma continua y manipulada el pasado. Precisamente hoy en la radio se discutía sobre el concepto "fusilamiento". Parece mentira que en el año 2016, con el paro, las pensiones en el aire, la falta de futuro para nuestros jóvenes y millones de cosas más, los políticos no paren de sacar cadáveres de sus tumbas. En este caso no se cumple lo de : "el muerto al hoyo y el vivo al bollo" Poco bollo queda que no hayan robado ya, o no se lo den a otros para que puedan ser "independientes".

    ResponderEliminar
  3. Nos tiene Ud. auténticamente abandonados a nuestra suerte.
    Esperamos sus magnificas exposiciones y magistrales cuodlibetos.

    ResponderEliminar
  4. Lamento mucho el abandono momentáneo. Solo alegar que las vacaciones escolares de navidad, van bastante en contra de la investigación y la escritura.
    Un saludo

    ResponderEliminar