El periodo de nuestra historia que nos toca abordar tras todos los acontecimientos posteriores al 1934 no puede calificarse de muy positivo. Ni el desbordante optimismo del hacendista Sr. Chapaprieta (*1) consiguió convencer a sus inmediatos, que llegaron incluso a obstaculizar sus propias reformas restrictivas. Reformas muy necesarias ya que pretendían controlar el desbocado gasto publico. Evidentemente la mayor oposición vino por parte de los funcionarios públicos.
El Sr. Portela (*2) también lo intento mediante un enfoque centrista, pero también terminó en rotundo y efímero fracaso. La única actuación que puede ser considerada de alto nivel en dicho periodo, fue la correspondiente al Sr. Jiménez Fernández (*3). Y ya que estamos en este reparto de "premios" se le puede conceder al, ya de sobra identificado, Sr. Gil Robles, la mejor labor derechista del Gobierno al frente del ministerio de la Guerra. Cabe también mencionar al hábil ministro y experto maniobrero Sr. Salmón (*4). Se puede afirmar que gracias al gran sentido político de D. José Mª Gil Robles, las derechas no destrozaron por completo la configuración que el bienio "Azaña", había dado al marco institucional y el impulso político de la Republica.