miércoles, 13 de julio de 2016

El padre Paul Duré y los 17.000 soldados

El libro que yo hubiera querido escribir se llama "Hyperion" y es de Dan Simmons. Para aquellos que no aprecian la ciencia ficción, esta joya literaria escrita por un grande de la literatura y galardonada con todo lo que se puede ganar que merezca la pena, será un pastiche. Para mi es un ensayo filosófico, una reflexión sobre la vida y un canto al amor universal en cada una de sus formas.
Tras haberlo leído muchas veces, me costaba confiar en mi propia escritura hasta que un día, decidí no aspirar a ser lo que no era y aceptar lo que si soy. Hasta ese punto me influyó.
Dan Simmons era profesor de literatura en la universidad hasta que lo dejó para dedicarse por completo a la escritura. Ignoro si estudió con los S. J, pero el retrato más hermoso y fiel de lo que es un Jesuita lo ofrece él en este libro. El autor profetiza con acierto, que en un mundo futuro, la iglesia cristiana agoniza y que solo permanecen los soldados, los Jedis: los Jesuitas. El padre Duré es uno de ellos.
Este sacerdote exiliado por haber desobedecido escoge una misión: investigar a una civilización perdida en un mundo lejano, donde al parecer, aparece algo semejante a un Dios. Este hombre inteligente, pragmático, profundamente humano y creyente, se embarca en un viaje que le conducirá a la muerte verdadera, la única que le va a llevar con su Dios. El padre Duré es un científico disciplinado. Un hombre que sabe que lo es e intenta mejorar. Es un hombre fuerte, de profundas y arraigadas creencias, que solo llora ante la falta de compasión por la muerte ajena y ante el descubrimiento de algo que le aterra por "aberrante y obsceno".
Pero es ahí, cuando más lo necesita, cuando entiende la necesidad de la fe. Cuando comprende que es el único sentimiento que explica la irracionalidad del universo, escapando a toda razón.
A pesar de la desambiguación espacial, los sentimientos del padre Duré creo que son trasladables a los de cualquier hombre inteligente, racional y preparado que tenga fe. Sus dudas, su búsqueda de respuestas, su dolor. Su tristeza por esa iglesia que sabe agonizante desde que se ordenó sacerdote, pero que al mismo tiempo, piensa servir hasta el final son tan palpables como reales en nuestro tiempo. Su falibilidad y su arrepentimiento son tan conmovedores como lo son su empeño en ser fiel a sus creencias y su lucha entre la fe y la razón.
¿Cuál es el Dios del padre Duré?
Uno que envió a su hijo despojado de divinidad a enseñar a los hombres. Uno que es clemente y piadoso, que ama y perdona, que te empuja a ser mejor ser humano. Pero uno que sabe y acepta que nunca vas a lograr ser perfecto.
Yo no estudié con ellos, pero creo que compartimos Dios.
El mío no pertenece a nadie, no exige obediencia ciega supeditada a los intereses torticeros de los hombres. El mío representa el orden en un mundo caótico. La paz espiritual y el camino a seguir. El mío se encuentra entre los Bikura, en las selvas y en las ciudades. El mío no es sectario ni niega mi humanidad, sino que la comprende y la acepta con benevolencia. El mío no es un negocio, no vende entradas. No se pliega y no me obliga a plegarme salvo para pedir perdón tras un examen de conciencia profundo. No necesita que me arrodille ante él como un gusano, porque me ha creado sobre mis pies y le enorgullece que me alce sobre ellos. El mío me consuela después de cada batalla perdida, porque solo El y yo sabemos cuantas son. Solo El sabe cuanto me cuesta ponerme de nuevo la armadura, cuanto me duele el cuerpo, cuanto me duele el alma, pero me da la fuerza para seguir haciéndolo, y cada noche, mientras me desabrocho mi cota de malla le doy las gracias por no haber permitido que me rindiera.
Vergüenza para aquellos que confunden la humildad con la lamelibranquia. Para aquellos que confunden la devoción verdadera con el medio para un fin. Para quienes olviden que para dar lecciones hay que tener la casa muy limpia. Para quienes tras perder su camino, intenten obligar a los demás a dejar de transitar por el suyo libremente. Para quienes olvidan. Para quienes exigen obediencia sin ofrecer nada a cambio. Para los que se conforman con vivir en Matrix para no pasar frío fuera de él. Para los que olvidan que Dios es universal y no es propiedad de nadie. Para quienes censuran sin censurarse. Para los que tratan de callar bocas porque no les gusta la libertad de expresión. Para los que se creen en posesión de la verdad y no comprenden que la verdad está en el centro del circulo, y que depende de donde estén, verán una u otra.
 
"No deseo morir, pero prefiero el dolor y la muerte antes que una eternidad de estolidez. La vida es sagrada - aun me aferro a este núcleo del pensamiento y las enseñanzas de la Iglesia durante los últimos veintiocho siglos, cuando la vida ha sido tan barata- pero el alma es aun más sagrada.
(...) Todos nos precedieron en el viaje a las tinieblas sin las garantías de la lógica, los datos o una teoría convincente, con solo una hilacha de esperanza o la frágil convicción de la fe. Si ellos pudieron conservar esa tenue esperanza al enfrentarse a las tinieblas, también debo hacerlo yo".
 
Fragmento de Hyperion
 
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Dedicado  a mi padre para que nunca permita que alguien apague la luz guía de su faro.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

6 comentarios:

  1. Gente como su padre faltan en este mundo nuestro donde la sombra,la oscuridad prevalecen sobre la luz,la vida.Se castiga lo que brilla porque molesta que caliente a la gente que tenga frio,que de vida a lo que parezca muerto,que entienda lo imposible,que sea diferente.En que mundo vivimos?Que contradicción es esta?Que quieren avanzar o recular?

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    1. Muchísimas gracias por leerme y por el comentario. Es verdad que a lo largo de la historia han sido los libre pensadores los que han marcado la evolución, para bien o para mal, y ahora parecemos decididos a volvernos orientales: todos iguales. Es esa mediocridad la que estamos pagando y en días como hoy, tras el nuevo atentado de ayer, queda más patente que nunca la falta de liderazgo y rumbo que nos asola.

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  2. La luz que irradia el faro de tu padre: Eres Tú, es tu Madre y es Audrey (esa bendición que tú le diste y Él nos concedió). Vosotras tres sois su nexo de unión a la humanidad y, de ahí, su total e incondicional entrega a ella (recuerda el trato de amor y total prestación que le dispensó en los últimos años a tu abuela, su suegra). Entroncáis directamente con la segunda frase de su lema de vida “Yo desde el anonimato, me conformo con servir a las personas por poco importantes que éstas sean”. Para él son (somos) todos importantes, cuanto más vulnerables, mucho más importantes.
    En lo espiritual e íntimamente ligado a lo anterior, tiene como siempre tuvo a otro Triduo: al Padre – Hijo – Espíritu Santo, a los que solamente está en disposición de rendir cuentas. Por añadidura a María, la Santísima Virgen (en cualquiera de sus advocaciones e invocaciones) y claro está a Francisco, Ignacio y Marón.
    Tu padre puede caer y levantarse una y mil veces, pero siempre sobrevivirá, en base a esa inmensa Fe que posee. Los que de tan antiguo como yo tuvimos la dicha de conocerlo y “padecerlo”, sabemos de tu similitud a él; posiblemente con la suerte para ti, de no haberte educado con nosotros, aunque sí, por uno de los nuestros, muy nuestro.
    Desde la distancia física y la total proximidad espiritual, te muestro mi más sincero respeto, admiración y absoluto cariño. Sentimientos que hago extensibles a ese compañero que Él te dispenso y, a mí me cupo el privilegio de unir sacramentalmente.
    R.

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  3. Muchísimas gracias por tu comentario, sobre todo, porque de él se desprende que estás bien y eso es algo que nos hace feliz a todos.
    Un abrazo de esta familia.

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  4. Querida sobrina:
    Causas tan prosaicas como la inundación sufrida (sin que mediase explosión, colisión o varada), en un piso construido a mediados de la década de los cincuenta. Me tienen “varado” en este tórrido clima de los Madriles: mientras, vosotros disfrutáis de ese clima templado, que os da la corriente descendente del Golfo y no la de Rennell (como pudimos demostrar irrefutablemente tu padre y yo, cuando los satélites artificiales eran prácticamente ciencia ficción).
    Leerte y releerte a ti, siempre es un placer, máxime en este artículo, donde Ramoncho aportó “su no saber si está subiendo o bajando la escalera”, pero sí un profundo conocimiento de quien y como es nuestro Guiller (no el nuestro, como dicen ellos). Créeme, que esta conjunción, no me refrigera, pero sí me reconforta, máxime si le unimos la de Federico, el piamontés. Con este tampoco sabremos nunca “sí la está bajando o subiendo”.
    Sin duda alguna Dios nos hace, pero la verdad de la verdad, es que a ellos los junta. Como estudioso y admirador de D. José Patiño y Rosales, a los tres citados (Fede, Ramoncho y nuestro Guiller. No el nuestro), solamente les separan los años, son calcaditos, como cuatro gotas de agua. Por algo San Ignacio, es su maestro y no su profesor.
    Comparto con tu padre y madre, el profundo respeto, admiración y cariño que desde siempre supiste ganar y conservar.
    Un beso y si Dios lo quiere, nos vemos muy próximamente.
    S. Q. de L. y A. – Z.

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  5. Hay veces que la vida pone a prueba la paciencia, y ciertamente, la capital en verano se asemeja un poco al purgatorio. Solo para tu tranquilidad decirte que la corriente del Golfo esta bastante pelma y la humedad es casi tropical.
    Gracias por tu cariño y por el comentario.
    También nosotros esperamos con ilusión que "la casa tomada" en la que vivís os deje ir.
    Un abrazo

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