Esta vez voy a empezar al revés mi crónica. Comenzaré por lo bomba que me lo pasé con el Peer Gynt de Grieg, suite nº1, y con el Aladino de Nielsen.
Peer Gynt es una maravilla de obra. Su primer movimiento es para muchos el autentico reflejo musical del amanecer, de como el sol va ascendiendo y la naturaleza va despertando. Muchas personas confunden esta música con alguna pieza de Vivaldi, incluso tiene, en su punto pastoral, algún toque en común con la maravillosa Sinfonía nº 9 de Dvorak, al menos a mi, me la recuerda.
Pero todo eso no es nada comparado con la Danza de Anitra y sus embrujados tercetos. Yo tenía esta melodía como tono de llamada de mi teléfono. Me fascina ese punto oriental que tiene, sofisticado y repetitivo, mágico, que era exactamente lo que el autor quería conseguir, y lo hizo. Y ya, el culmen, es ese final en la gruta del Rey, donde la orquesta se vuelve loca, donde hay de todo, sección de cuerda echando humo, fagots a dolor, seccion viento, llegando a la percusión enloquecida ¡Que maravilla!
Para otro día la Suite nº2 donde está la hermosa Canción de Solveig...
Ya desmelenados llegamos al Aladino de Nielsen, al que la partitura de Disney le debe mucho, sobre todo en la instrumentación, y en algunas notas, algo más que eso.
Es una obra preciosa que recomiendo a todos, sobre todo para que se la pongan a los niños que disfrutan mucho con la primera, "La marcha festiva Oriental".
La orquesta brilló de nuevo, y me gustaría felicitar esta vez a la sección de percusión, cuya labor es bastante compleja, fundamental, y pocas veces apreciada en su justa medida.
Mención aparte el espectáculo del director Rumon Gamba, que imagino que de su etapa con la Fura del Baus, conserva un punto teatral que tan bien le iban a Peer Gynt y al Aladino. Se movió, levitó, saltó y brincó... visto desde atrás parecía que estaba dirigiendo una clase de zumba.
Gran dirección en la segunda parte del programa y maravillosos todos.
Y como empecé al revés, ahora me voy al principio...
Ya he dicho muchas veces que Sibelius me gusta mucho, y su vals triste es una de sus obras más bonitas, pena que; una señora decidiera abrir un caramelo justo cuando la música aumentaba su dramatismo, dos señores comentaran algo en su móvil, y a una tercera se le cayera el programa cuatro filas. No se si por eso, o porque el director era nuevo, la pieza me resultó fría, no llegué a meterme en ella pese a lo mucho que me gusta.
Eso si, en cuanto me toque el euromillon, me voy a "alquilar" por un concierto a la Ospa para mi solita... ¡ni toses, ni caramelitos, ni paparruchas! ¡Como los jeques arabes con Beyoncé, pero en Ospa!
En cuanto al Concierto para violín op33 de Nielsen, me pareció un aburrimiento. La solista Akiko Suwanai soberbia en su precisión, tocó cada arpegio, cada locura Paganinista de la partitura con eficacia, resolvió pero no comunicó nada, al menos a mi.
En fin, un programa muy bien elegido, todo situado en el Norte de Europa y en el fin del romanticismo, con una orquesta que en la segunda parte fue de 10 y un director que cuando sintonizó con ella, fue de 11.
Aunque desearía escuchar la Sinfonía Fausto de Liszt, no voy a poder hacerlo, así que me despido hasta el próximo concierto en Gijón, el 28 de mayo.
Por cierto, ¿para cuando un programa Español?... Granados, Falla, Albeniz, Rodrigo, Tarrega...
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