Hace dos días volvía con Audrey del medico cuando dos testigos de Jehová me abordaron. Me entregaron un folleto que ponía; "¿Cuando dejaremos de sufrir? Lejos de tirarlo a la papelera de reciclaje de mi cerebro, estuve pensando sobre ello un buen rato. No se si lo he contado ya aquí o no, pero yo creo en Dios de un modo menos doloroso, para mi, mi fe es un camino, un modo de vida, no espero nada de él, y si, como no soy un ángel, de vez en cuando me enfurrusco y le digo cuatro cosas, porque soy humana. Creo que "dejaremos de sufrir" cuando decidamos conscientemente hacerlo, eso es todo. La vida es una celebración, es un privilegio, no un derecho. Dios no es el Mago de Oz, no te da lo que le pides, pero es la burbuja que te contiene, el destino final del alma, aquello que rellena el éter.
Recuerdo haberos contado que uno de mis sueños era pasar una semana santa en Roma, y lo cumplí. Rezar el viacrucis en el coliseo junto a tantas personas venidas de todas partes, fue una de las experiencias más bellas de mi vida; aquello era Dios.
Ahora sueño con poder ir un día a la misa del 24 de diciembre al Vaticano. Quiero esperar con emoción el nacimiento de Jesús, celebrar su vida, como celebrare la mía en apenas cinco días, los que me separan de mi cumpleaños. Mi cumpleaños es para mi una fecha controvertida. Para una perfecionista algo hipocondriaca, cada año, cae con un peso, pero me obligo a pensar que es un año más que he tenido el privilegio de disfrutar junto a los mios.
Os confieso que yo detestaba a Lady Di, me parecía una mujer caprichosa y sin sentido alguno del deber, sin embargo, ahora me acuerdo de ella a menudo, sobre todo cuando pienso en que yo ya he vivido más años de los que ella cumplió. Pienso en sus hijos, miro a la mía, y doy gracias.
Me quedan muchos sueños por lograr, el más grande seria poder tener un hijo más, triunfar como escritora, que no sería hacerme rica, sino tener muchos lectores y poder donar una parte del dinero de mis libros para la cura de la malaria en África, (se lo debo a alguien que se fue y al que quise mucho pese a todo). Quiero ir al vaticano de nuevo, quiero ayudar a mi hija a encontrar su camino en la vida, quiero disfrutar junto a mis padres, aprender a tocar el chelo, quiero ver reír a mi marido porque amo su sonrisa, y quiero poder algún día visitar Israel y pisar las mismas piedras que Jesús pisó... ¡Oh si! también quiero unos zapatos Loubotin, y un buen reloj, os lo he dicho, gracias a Dios, soy humana.
Hoy por la mañana cuando llegué a mi casa, uno de mis vecinos, bastante delicado de salud se había caído en el portal. Gracias a Dios no fue nada, pero me conmovieron su vergüenza y su fragilidad, cumplir años es un privilegio, pero en Occidente no es un don, también eso me preocupa. Deberíamos aprender a proteger a nuestros mayores, no como objetos que molestan, sino como vasijas de conocimiento, recordar que ellos fueron niños, y jóvenes...
Cumplo años, con algunos problemas encima, pero con salud, con amor, con una familia maravillosa, y con fe.
Debería estar preocupada por aquellos que quieren convertir España en un Koljos, o en una sucursal de Venezuela o Pakistan, sin embargo, yo aun sueño con curar la malaria, o caminar por Israel...
Quizás si todos soñaramos un poco más, con cosas grandes en lugar de diminutas, el mundo sería un poquito mejor.
¿Cuando dejaremos de sufrir? cuando decidamos vivir con alegría, cuando
entendamos que esto es un regalo con fecha de caducidad.
Gracias por esa reflexión.Creo que nos lleva a la esencia de lo que es la Vida y que tan frecuentemente olvidamos .
ResponderEliminarSi, desgraciadamente la vida pasa sin que muchos se enteren. La frase de John lennon fue profetica "la vida es lo que pasa mientras haces otros planes"
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