Hace dos días terminé de ver, lo que los Americanos dan en llamar, Season finale, es decir, la ultima temporada de The Killing. No voy a comentar la serie, hay demasiados blogs dedicados a eso, pero me gustaría comentar lo que yo amaba de esta serie. Amaba los diálogos, y lo silencios. Creo que el silencio es hermoso, porque lo contiene todo, y eso lo digo yo, que tengo la necesidad de escribir y llenarlo todo con palabras, pero al final, la mayoria del tiempo, necesito el silencio.
De la serie adoro los dialogos, sobre todo las frases de Holder, el policía ex yonqui, tan grande como sensible, tan lleno de necesidad de encontrar un sentido a las cosas, el hombre de las palabras. Tiene frases memorables, piezas de guión perfectas, palabras que da pena que se pierdan en un capitulo de una serie, porque no son frases para consumir, sino para meditar. Supongo que alguno de sus guionistas se parece a mi, porque este Holder tiene opiniones muy parecidas a las mías sobre muchas cosas, la existencia del gris, que la gente parece obviar en su manía de etiquetarlo todo, y su insaciable busqueda de un sentido. Holder es el constructor de palabras, el que define todo, el que define a su compañera Sarah, la mujer de los silencios. Es él quien le da contexto, el que la explica, y ella es quien le da ese sentido a él, la que entiende que detrás de toda esa palabreria barata, hay un ser asustado que busca. No leer si no habeis visto el final, contiene Spoilers.
viernes, 21 de noviembre de 2014
sábado, 15 de noviembre de 2014
Ospa 14 Nov Oviedo
Lo primero de todo disculparme por haber tardado tanto en escribir. He estado liada con un monton de cosas, y francamente, no puedo decir que ninguna haya dado demasiados frutos. Sea como fuere, ayer fui a Oviedo a ver a la Ospa. Como me suele suceder, entre de un modo y salí de otro, siempre tengo la sensación de ser un trozo de cristal que entra en el agua; afilado, tenso, cortante, y que sale de ella pulido y suave.
Como ya os dije, esperaba con emoción el concierto de ayer. Hace tiempo que había comentado que me encantaría escuchar algo de Saint- Saëns, y la Ospa, no solo me dio en el gusto, sino que me trajo a mi violonchelista preferido a tocarlo. Solo por eso, GRACIAS.
El concierto fue maravilloso. El Director, un jovencisimo Guillermo García Calvo, me recordó un poco a Pep Guardiola, eso en mi caso no es bueno, pero le perdone el parecido al descubrir, que era muy competente en su quehacer; quizás demasiado enérgico y saltarin, pero se le pasara con la edad supongo. Porque si algo demostraba este concierto, era que en el arte, la edad si importa, pero no para mal, sino para bien.
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