El concierto de ayer titulado "Sueños y pasiones", fue algo bittersweet, es decir, mezcla de amargo y dulce. Por un lado la orquesta estuvo brillante en todas las interpretaciones, el solista Daniel Müller. Schott soberbio, pero era el ultimo concierto en Gijón y eso a mi, me puso un poquito triste. El programa empezaba con una obra contemporánea de Benet Casablancas. Precisamente el domingo, discutía yo con un músico sobre la música moderna. Al parecer, me falta conocimiento musical para apreciar sus matices. En otra de mis pasiones, la pintura, aprecio a muchos pintores contemporaneos, (Murakami, Richter, Ritchie o nuestro genial Antonio Lopez), ¿por que lo aprecio?, porque pintan. Es decir, los temas, los colores, la técnica, puede ser algo más moderna, pero al final el cuadro esta pintado, tiene colores y es armónico y hermoso. Sin menospreciar el arte de alguien que crea una composición para orquesta, (estudie música, se de la dificultad), considero que la música ha de ser armónica, melódica, contar algo. Personalmente, pocos autores contemporáneos dedicados a la música orquestal, me cuentan nada que no sea ruido orquestal, afinación elevada a la categoria de arte, ruido elaborado.
Como quiera que fuese, la orquesta calentó mucho y bien con la primera pieza, y llegó en plenitud de condiciones para el bellisimo concierto para violonchelo en mi menor de Edward Elgar. Como ya he dicho muchas veces, el chelo, es mi instrumento preferido. Partiendo de esta premisa, poco tenía que hacer el solista para gustarme, pero hizo mucho más que eso, me encantó. La pieza daba para ello ,porque es una composición que confiere un enorme protagonismo y liderazgo al chelo, además, esta llena de momentos técnicos de gran dificultad en la interpretación, y aunque no es mi obra favorita para chelo, si es una de las que tienen momentos más bonitos. Los primeros tres minutos del primer adagio son una hermosura, de esos en que la música te arrastra con ella en el crescendo, mientras los sonidos del chelo se agudizan y la orquesta sube en intensidad.
Como digo el solista me gustó mucho y la orquesta estuvo estupenda arropándolo con un sonido bello y envolvente. Por cierto, buen trabajo de la concertino suplente. Por cierto, el solista nos ofreció un bellisimo bis, desconozco que pieza era pero fue hermosa.
Después del descanso llegó el momento de Berlioz y su Sinfonía Fantástica. Me hace gracia esta obra por su temática. Me divierte pensar que la escribió para la mujer que amaba, y que a pesar de haberla imaginado en el cadalso o en un aquelarre con orgía incluida, ella se casó con él. Eso si, tardó tres años desde el estreno de la obra, imagino que la parte del cadalso la impresionó. Es una obra muy lisergica, basada en sueños del autor un tanto arrebatados. Tiene momentos muy bonitos como la parte del vals o el paseo por el campo, (que recuerda un poquito a la pastoral de Beethoven), Formalmente introduce algunos elementos muy interesantes, como la repetición de una melodía breve en los cinco movimientos, que representa a su amada y la identifica en las diferentes escenas. Mis movimientos favoritos son el cuarto y el quinto. Todos sabéis ya mi pasión por los pasajes donde la orquesta suena en plenitud, ¿y que puedo decir si además hay cinco personas en percusión y muchos timbales?.
Me gustaría pedir desde aquí a la persona responsable de la climatización del Jovellanos, que tenga en cuenta que con frío y lluvia no es muy normal poner chorros de aire acondicionado a dolor. Las toses en entresuelo eran cada vez mas abundantes y los malditos papelitos de los caramelos irritantes.
Para los que puedan ir, les recomiendo mucho el concierto del próximo viernes en Oviedo, donde la Ospa tocara la bellisima Sinfonía nº5 de Mahler. Para los amantes del cine, la que sonaba en Muerte en Venecia de Visconti.
Y nada más, solo me queda darle las gracias a la Ospa por los bellisimos momentos que me ha hecho vivir este año y desearles unas felices vacaciones, y ¿por que no? un pronto reencuentro.
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