viernes, 20 de marzo de 2020

Mi semana (Audrey)

A ver, cuando yo decía que no quería ir al colegio, que las del equipo eran unas chuponas y estaba harta , y que en el colegio no aprendía nada y me aburría, era verdad, pero no tanto. Creo que Dios me debió escuchar, y me concedió mi deseo, pero a lo bestia.

Llevo encerrada en casa siete días y esta bien,..., no tengo colegio, no me cuentan historias los niños, estoy con mis padres, pero tampoco puedo salir, ni jugar, ni nadar, ni caminar. No veo a mis abuelos ni mis amigos, ni puedo ir a merendar un colacao a una cafetería. Una completa rabia.

Además estoy cansada. Me hacen hacer deporte dos veces al día ¿Cuando se vio correr sin moverse del sitio? ¿Y los abdominales? Eso debería estar prohibido. La cosa es que los profesores y entrenadores, nos mandan deberes ¡Eso si que es algo que Dios no debió prever! Ahora tengo unas tablas de entrenamiento y todos los días hago una hora mínimo de deberes variados. Todo muy divertido y gracioso, pero hay que hacerlo y no apetece.

A las ocho salgo a aplaudir a la ventana. Me gusta mucho ese momento. Así veo que la gente sigue existiendo aunque no la vea.

Hablo con mis abuelos y con mis amigos por videollamada, pero no es lo mismo que verlos. 

En fin, que si a Dios le parece bien, yo por mi ya estaría contenta de volver al cole y eso...


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