viernes, 1 de junio de 2018

Y ahora...

   La misma semana en que me he convencido de que tengo que volver a ser más positiva, el ultimo entrenador del Real Madrid, me corrobora que todos los listos se van. Si lo se. Todos pensarán que no tiene nada que ver, pero yo veo un patrón inquietante entre la marcha de Iniesta a Japón y que Zizou nos deje. Todos los que pueden  hacerlo abandonan este barco que se hunde. Y no les culpo. Nadie con dos dedos de frente querría quedarse aquí. Si, no suena patriótico, pero poco me importa. Básicamente porque patria  queda cada vez menos. Somos la tripulación del Terror.


   Llevamos años rodando por una colina, cuesta abajo y sin frenos como decíamos de pequeños. Años en los que mirábamos inquietos al inquilino de Moncloa. Muchos dudábamos ya de que estuviera vivo, o al menos, de que su cuerpo no hubiera sido invadido por los alienigenas y él, no fuera ya más que una vaina humana - ¿Recordáis aquella película "La invasión de los ultracuerpos"? -. Pues estaba vivo, y al parecer hasta de parranda. La cosa es que se va sin dimitir, y aunque según él nos deja mejor de lo que nos encontró, lo que no has dejado es en manos de un bloque que no califico por temor a las demandas -  que ahora gobiernan y comenzará a funcionar la Checa-. 

     Pena, penita pena. 

    Los padres de la mujer de ZZ emigraron a Francia cuando la vida del campesino era la que era, y el futuro era el que era para muchos. Volvieron, y ahora dicen que ella ha influido en su decisión de no continuar como entrenador blanco. Pueden pensar lo que quieran, las radios deportivas darle mil explicaciones minúsculas, yo apuesto por la inteligencia genética, y creo que se irán un tiempo a Francia. 

    Y bien, poco mas puedo aportar hoy tras pasar dos días mirando la televisión de soslayo, esperando una dimisión que no llegó y que nos hubiera permitido votar. Ahora estamos aquí, y los que creen que han ganado no son de mi equipo. Ni siquiera parecen tener equipo. 

    Estaba mas optimista y voy a seguir. He llegado a la conclusión de que el pesimismo va a incrementar mi debilidad capilar y mi picor de piel, y no merece la pena. 

     Lo que sea, será. 

     Bienvenidos a la resistencia.
    

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