martes, 28 de noviembre de 2017

Llega mi cumple...

  En once días será mi cumpleaños. Cumpliré si todo va bien, uno al que ya no llegó Elvis Presley y eso me hace ver la fragilidad de la vida. Todos damos por hecho tantas cosas... y al final, la única cosa asegurada que tenemos es el ahora.
Me voy haciendo más sabia con el tiempo, pero al mismo tiempo, voy distanciándome de casi todo. Noto como el cordón umbilical que me une a lo que me rodea, se hace cada vez más fino y tiene nombre de niña . Mi ancla, y mi motor, la que me hace querer volar y no conformarme. Por la que tantas veces, aguanto las ganas de sacar el bate de béisbol y arreglar el mundo a lo Walking dead.
   Cuanto más avanzo, más densa se vuelve el agua a mi alrededor. Hay momentos en que me apetece pararme y encerrarme en un bunker. El mundo se vuelve cada vez más hostil y agresivo. Ese es el verdadero cambio, y no el climático. La desesperada huida hacia adelante, la búsqueda del "tener" y no del "ser". Escuchas cosas alrededor que te hielan la sangre. Personas que hablan de sus hijos como de molestias, en lugar de milagros. Otros que como aves rapaces, se agazapan y esperan para robarte una frase más, otra palabra que les haga brillar lo que no brillan. El robo de purpurina esta de moda. Tu hija logra algo, y nadie te felicita por ello ¡Eso si! cuidado con que se equivoque. Ya ni una competición deportiva es algo sano y festivo. Todo es material. Todo tiene como objetivo el triunfo personal. Ahora todos escalan sobre los cuerpos caídos de los otros, trepan y trepan, y yo les miro y pienso: ¿Dónde carajo vais?
 
   Una niña sale de ballet llorando, y su padre sigue mirando un video gracioso en el teléfono. Eso si, ya ha chequeado a todas las otras madres, por si acaso alguna pica. Todos se compran cosas que no pueden pagar. La felicidad les dura el segundo de contárselo a alguien, o de publicarlo en sus redes sociales. Pero cuando solo te mueve el deseo de jorobar al vecino, la felicidad es efímera. Es tan cansino y poco edificante. Tan poco estimulante intelectualmente vivir a la altura del limo.
 
    Mi cumpleaños es un momento agridulce. Doy gracias a Dios por él, pero noto la ausencia de los que se fueron. Añoro a mis abuelos, y a otros seres queridos que se fueron, y me da la sensación de que el tejido de mi red se vuelve cada vez más frágil. Un día tendré que saltar sin ella: lo sé. Es lo que tiene no haber tenido hermanos, y no contar con mucha familia cercana (por circunstancias varias), que vas notando que en tu rincón, cada vez hay menos personas. A veces desearía llenar ese rincón con gente, pero no es fácil.
 
     Tengo muchos sueños por cumplir aun. Muchos países que conocer, otros a los que volver.  Nuevos idiomas que aprender. Nuevos libros que escribir. Pero sobre todo, espero que mi rincón del ring se llene de nuevo. Solo quiero ponerme el mordedor y salir a pelear, sabiendo que cuando me gire, va a haber allí personas que me lo quiten, que me cosan la ceja, que me limpien la sangre y me digan: ¡Vamos Rocky! ¡tu puedes!
 
    
 
   

2 comentarios:

  1. En ese mundo de “pandereta” al que Ud. alude, quedan aún personas que siguen siendo eso: lo que una y otra vez demuestra a través de sus escritos.
    Cuan bien distingue el ser, estar y el tener. Pobres de ellos: ni son, ni están, ni tienen.
    Reconforta el leerla y observar que en un mundo donde escasea todo lo que enumera, siguen existiendo personas, personas tal como se manifiesta.

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