Ayer disfrutamos de un bellísimo concierto, pero sobre todo, de un estupendo programa. Ya la semana pasada nos habíamos librado por fin de los: Schuman, Schubert, Brahms, Strauss etc. Siento mucho decirlo porque son grandes músicos, pero yo es escucharlos en una sala de conciertos y ponerme en modo ascensor. Me resultan tremendamente aburridos. Formalmente correctos, muy buenos creadores y todo eso, pero me provocan el bostezo.
Ya el ultimo día habíamos disfrutado con esa joya que es el "Concierto para piano nº2" de Prokofiev. Una obra muy vanguardista como casi todas las de su autor y que espolea la imaginación con su percusión pianística. Maravilloso el jovencísimo Juan Barahona que demuestra que no hay que ser oriental para ser un gran concertista de piano. Estupenda la orquesta en ese difícil ejercicio de terminar la sonoridad del piano al que este concierto obliga. También de un siempre fresco y genial Beethoven por el que los años parecen no pasar.
Pero volviendo al presente.