domingo, 9 de agosto de 2015

Resaca de redes sociales

No se si os dije que aborrezco las redes sociales, las razones no van al caso, pero tienen bastante que ver con lo que hoy me ocupa.
En este mismo blog, os recomendé una vez el programa de Frank de la jungla, a mi me encantan los animales, y me gustan mucho sus programas. De hecho, pasé de pensar que era un señor muy sucio y cochino a verlo muy sensible y encantador.
Esta semana, una cantante de medio pelo (nunca mejor dicho en su caso), escribió un mensaje en una red social dando a entender, que el citado Frank, quería usar un programa de televisión para dar publicidad al tema de su mujer. La mujer de Frank esta encarcelada en Tailandia, y parece ser, que injustamente. A mi me da igual su delito, si lo cometió, nadie merece estar encerrado en unas condiciones infrahumanas, menos si es inocente, y menos siendo madre de cuatro hijos. Frank es un gran defensor de los animales, y escribió al hilo de un programa de telecirco, donde el considera que están siendo cómplices de la explotación animal contra la que lleva años luchando, y a la que considera responsable del encarcelamiento de su esposa.

Como estoy de acuerdo con él en lo del programa, y en lo de su esposa, no entiendo como alguien, al que ni le va ni le viene, puede usar una red social para atacarle de un modo tan bajo, mezquino y ruin. Nunca le he comprado a esta señorita ni un single, pero desde hoy, tengo claro que devolvería sus discos en caso de que alguien, tuviera el mal gusto de regalármelos.
En la vida hay que tener caridad, y empatía con los demás.
Otro cabreado en las redes sociales es Arturo Pérez Reverte. El escritor se lamentaba de que en un conocido almacén, su libro, estuviera al lado del de Olvido Hormigos. Me hace gracia, porque a Reverte yo le considero un gran articulista, pero no leo sus libros porque los considero un mal emulo de Galdós, así que me hace gracia su enfado.
Lo triste no es que le publiquen el libro a Olvido, ni que la gente lo lea, que seguro que lo leerán miles de ellos, sino que además del de ella, el de Reverte, y el mío (hay que incluirse entre los grandes), no lean La peste de Zola, por poner un ejemplo.

























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