martes, 23 de abril de 2019

El muro y la noche

  Cuando vi por primera vez la película de Star Wars, muchas cosas impresionaron a mi yo de ocho años. No solo eran las naves espaciales, - que me encantan -, también los diferentes tipos de planetas y razas, la ropa, los animales... En fin, todo un mundo nuevo por descubrir. Pero días después mientras pensaba en la peli, otras cosas iban calando en mi. Así ha funcionado siempre mi cerebro. Yo vivo algo, y luego con el tiempo voy clasificando mis emociones y pensamientos hasta llegar a diversas conclusiones. En el caso de Star Wars fue una principalmente: espero no tener nunca que ser parte de la resistencia.

   Con el tiempo volví a tener esa impresión en numerosas ocasiones. Cuando estudiaba: la conquista del Oeste, el genocidio Nazi, la guerra de Yugoslavia. Momentos en los que una persona corriente debe enfrentarse a cosas que no ha pedido y tomar una posición. Siempre recé para no ser esa persona. No ser la que tuviera que verse como parte de una minoría, el dinosaurio a punto de extinguirse, el colectivo minoritario. Esa sensación no iba unida al miedo, sino a la perdida. Al hecho de formar parte de lo descartable. Descubrir que tus valores, tu raza o tus creencias no son las mayoritarias. De pronto eres el único habitante de las llanuras, y al minuto siguiente eres un salvaje despreciable que hay que exterminar. Me pregunto ¿que opinión tendrán el Presidente de México y su experta en historia esposa, acerca de la colonización de América del Norte? Seguro que muy refrescante.


    Ayer veía el capitulo dos de la ultima temporada de Juego de tronos. Aun recuerdo cuando una amiga me dijo hace muchos años: "Mi hermano ha terminado un libro sobre unos zombies de hielo y hay dragones ¿quieres leerlo?" Sorprendentemente con esa reseña dije que si, y me leía los cuatro libros que había escritos entonces. Mas bien los devoré. Luego me tocó esperar años por el quinto y de ahí a la serie. La cosa es que ayer, mientras todos miraban desde el muro a la oscuridad esperando por el ejercito blanco, lo supe: me había convertido en la minoría. 

    Es curioso como una mente tan analítica y preclara, es a menudo tan torpe, pero así funciona. Hace años que soy minoría en casi todo, y solo ayer lo asimilé.

    De pronto Star Wars volvió a mi, y cada una de las ínfimas, pero valiosas victorias de los rebeldes cobraron un nuevo sentido. Al otro lado del muro no hay caminantes blancos, pero hay otra cosa igualmente aterradora ¿la diferencia? Lo que hay a este lado del muro. Allí tienen un ejercito esperando, aquí no tenemos nada más que solidaridad y buenas palabras.

     Puede parecer que hablo de algo especifico, pero no es así. Es una sensación generalizada la que tengo de que el mundo esta cambiando, que los paradigmas se mueven, pero no a mejor. 
La sociedad se ha vuelto liquida, ya nada importa para muchos que constituían una mayoría, y ahora, las minorías mandan: a río revuelto ganancia de pescadores.

   Tenemos un feminismo dominante que humilla e infantiliza a las mujeres. Un feminismo que nos dice lo que es valido, y lo que no lo es. Nos dicen lo que podemos aceptar y lo que no. No solo eso, es un feminismo que criminaliza al hombre convirtiéndolo en un ser inferior a la altura de un animal llevado por sus instintos. Tenemos un colectivo LGTB que dicta las normas de sus miembros. Al parecer para ser gay hay que ser de izquierdas y anti judío. Como muestra un botón: el boicot que una cadena estadounidense le hace a Eurovisión por celebrarse en Tel Aviv. Al parecer también todos los blancos somos racistas y aborrecemos a los negros, y por supuesto debemos detestar a Donald Trump, amar a Obama por encima de todas las cosas y pensar que los musulmanes están oprimidos.
Aquí en España en términos políticos hay que aceptar la diferencia Catalana y seguir manteniendolos mientras nos insultan. De no hacerlo eres: carca, reactivo, fascista, ultra conservador... Si tienes una opinión, la que sea, hay que tener cuidado de que sea la mayoritaria, sino te tocará disculparte con un montón de colectivos ofendidos y agraviados. Para eso te ayudara la red del pajarito, que permitirá que una horda de acosadores te insulte impunemente, solo por pensar diferente.

   En Ucrania acaban de votar a un cómico como Presidente. En realidad es lógico. Todos los políticos son actores malos, y si no fuera porque nos hacen la vida imposible, nos reiríamos mucho con sus gilipolleces. Un país con los problemas que tiene Ucrania, y la solución es "pasar de todo" y votar a un cómico. Me recuerda un chiste que ahora sería considerando políticamente incorrecto como casi todo. Un amigo le dice a otro : ¿a quien vas a votar? y el otro contesta: al partido Gay. Le mira extrañado y dice ¿pero por que si no eres gay? A lo que el interpelado responde: porque para que me den por el culo, prefiero que lo hagan profesionales. 

  La cosa es que este mundo globalizado se ha vuelto olvidadizo y poco profundo. En realidad infantil. Vivimos en un patio de colegio donde hay que disculparse todo el tiempo por todo: ¡Señorita! ¡Que Pepito me ha pegado! ¡Que no te he pegado! Tropecé. No pasa nada, os dais un abrazo y solucionado.

  No hay derecho al pensamiento divergente.

    Me pregunto si la Princesa Leia se sentía triste viéndose vestida con harapos y rodeada de soldados mal olientes. Recuerdo que comentaba lo mal que olía Chewbacca, pero de aquella no capté la profundidad de la sonda. No es fácil ver como los valores y el mundo en el que te criaron va desapareciendo, pero es peor cuando piensas: ¿educo a mi hija para princesa o para mendigo? ¿Le ofrezco valores, o por el contrario, habilidad para la supervivencia en basurero? ¿La enseño a estudiar o que se compre el máster directamente?

    En las series Americanas de los 80 y 90, se glosaban las libertades y el orden. Ahora solo hay invasiones, traiciones, mentiras y chistes anti Trump o pro Obama. En España triunfan los culebrones Turcos. Intuyo que la evidente belleza de sus protagonistas masculinos tiene algo que ver. Michael Aloni o Tsahi Halevi no desmerecen en nada a los Turcos de culebrón y serían una interesante variación ¿por que no se da? ¡Ah! se me olvida siempre que somos antisemitas, aunque Israel sea un país democrático y libre. ¡Eso sí!, al niño que no le falte la camiseta  de fútbol con publicidad de países sin democracia ni libertad alguna ¿Y las feministas no opinan nada sobre eso? 

    No se que pensaran los baptistas de todo esto, o los mormones, pero yo antes pertenecía a una amplia mayoría: caucásica, republicana, católica, heterosexual y casada. Ahora ya no. No porque no seamos más, sino porque ya no mola ser nada de todo eso. 

Ahora son todos de Meghan Markle. Catalina es aburrida. Es mejor no respetar las normas y hacer lo que se te pasa por el mismisimo, cuando vives de representar a una institución. Catalina no lo sabe, pero es un dinosaurio como yo.

     El sexo fluido; la tolerancia buenista; la negación a ver lo que hay en la oscuridad tras el muro; no creer en nada; detestar la política pero vivir politizados y manejados; decir que somos demócratas pero no respetar la democracia cuando no me gusta el resultado; condenar el doping y pedir cada vez mayores logros; tener hijos pero no tener tiempo ni ganas para dedicarles; infantilizar el mundo pero acortar la infancia de los niños; no creer en Dios pero adorar todo lo que brilla.

   No sigo porque empieza a recordarme mis apuntes de historia sobre la caída del Imperio Romano.

   Hare como el sabio y haré del silencio mi baluarte mientras rumio todo esto.





      

         
























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