jueves, 23 de octubre de 2014

La esencia y la innovación

Si algo he observado con el paso de los años, es lo complicado que es mantener la esencia; ser uno mismo, en definitiva. En todos los países, hasta en aquellos donde se jactan de respetar el individualismo, existe un rebaño, una masa de gotas de agua mayor, que como en el cristal cuando llueve, intentan atraerte hacia ellas. Las leyes de Newton son inexorables, y debido a su mayor masa, cuesta muchísimo no dejarse atrapar por esos rebaños.
Hace poco tuve la fortuna de asistir a un workshop con Charles Landry, un hombre muy interesante que esta realizando un catalogo de ciudades innovadoras.
Lo curioso de esta charla fue constatar, como la persona innovadora y creativa, es por lo visto, una especie codiciada, alguien deseable y atractivo. Sin embargo, todas las personas innovadoras y creativas que yo conozco, están en su casa, su carácter es calificado de "peculiar", y no tienen la sensación de ser particularmente aceptadas.
Hace poco tuve mi segunda entrevista para el puesto de trabajo del que os hablé, llegado un punto, me preguntaron; ¿por que cree usted que debemos darle este trabajo? Pregunta trampa donde las haya. Hace años, en otro trabajo, yo escuché contestar a varias personas a esa pregunta, con un prepotente y agresivo; "porque soy el mejor". Es curioso, yo respondí; "porque me gusta trabajar" y por supuesto, no me cogieron, debió parecerles poco sofisticado.
Todos, hasta los que hacen entrevistas, se acostumbran al rebaño, a las respuestas correctas o típicas, y cuando escuchan una que se sale del rango, no la aprecian por innovadora; la descartan.
Toda esta reflexión tiene un punto de inflexión, como todas, que es cuando el innovador, "el de carácter peculiar", triunfa, ¡ay entonces!, entonces el rebaño cambia de dirección, y esa persona pasa a ser glorificada.
Tanta tolerancia, tanto respeto, y lo único que no respetamos es el individualismo, la bendita potestad que todos tenemos para ser como queramos.
Para ser diferente había que ponerse tatuajes y pearcings, pero como ahora los llevan todos, ya son parte de un rebaño... ¿pero que pasa con la diferencia interior?
Veo a mi hija cada día, y me doy cuenta, de lo fuertes que son las redes que nos intentan atrapar. Me paso el día esquivando sacos, lazos, cajas... ¡ya sabéis cuanto detesto que me compartimenten!
Los anuncios nos dicen "como ser diferentes", pero al final, ¿que es ser diferente, sino ser uno mismo?
En fin, esta reflexión es para todos aquellos que mantienen su integridad, que deciden y se equivocan, que se niegan a que les pongan un numero en el brazo, que no son títeres de teatros ajenos, que no desfilan al son que les marcan, y si lo hacen, desfilan porque quieren.
No consiste en ser reaccionario, ni ácrata, al contrario, lo más difícil, es ser uno mismo dentro de la institución que es la vida.











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