viernes, 20 de marzo de 2020

Mi semana (Audrey)

A ver, cuando yo decía que no quería ir al colegio, que las del equipo eran unas chuponas y estaba harta , y que en el colegio no aprendía nada y me aburría, era verdad, pero no tanto. Creo que Dios me debió escuchar, y me concedió mi deseo, pero a lo bestia.

Llevo encerrada en casa siete días y esta bien,..., no tengo colegio, no me cuentan historias los niños, estoy con mis padres, pero tampoco puedo salir, ni jugar, ni nadar, ni caminar. No veo a mis abuelos ni mis amigos, ni puedo ir a merendar un colacao a una cafetería. Una completa rabia.

Además estoy cansada. Me hacen hacer deporte dos veces al día ¿Cuando se vio correr sin moverse del sitio? ¿Y los abdominales? Eso debería estar prohibido. La cosa es que los profesores y entrenadores, nos mandan deberes ¡Eso si que es algo que Dios no debió prever! Ahora tengo unas tablas de entrenamiento y todos los días hago una hora mínimo de deberes variados. Todo muy divertido y gracioso, pero hay que hacerlo y no apetece.

A las ocho salgo a aplaudir a la ventana. Me gusta mucho ese momento. Así veo que la gente sigue existiendo aunque no la vea.

Hablo con mis abuelos y con mis amigos por videollamada, pero no es lo mismo que verlos. 

En fin, que si a Dios le parece bien, yo por mi ya estaría contenta de volver al cole y eso...


De sueños y recuerdos

 "Un soñador es aquel que solo encuentra su camino a la luz de la luna, y su castigo es que ve el amanecer antes que el resto del mundo"
Oscar Wilde

  ¡Ojala alguno de nuestros lideres fuera un soñador! ¡Ojala alguno hubiera escarmentado viendo lo ocurrido en China! Hubiera sido genial que después de Italia, hubieran tomado medidas drásticas y no hubiesen esperado a que el bicho estuviese ya por todas partes. Duele ver la incompetencia de unos, el oportunismo de otros, y la estulticia de casi todos ¡We need a dreamer!

  Espero que al otro lado del charco aprendan y no esperen, por miedo a un parón de la economía, a que sea tarde. Del caos siempre surgen oportunidades y nos levantaremos de nuevo, pero primero hay que pararlo.

  Ahora estamos en guerra. Esa que todos temíamos, la famosa tercera mundial que no se va a librar como creíamos, sino contra un virus. Una guerra injusta porque no vemos al enemigo, absurda porque muchos siguen sin entender la realidad, y larga porque aunque saldremos de esto, no lo haremos todos y no será en quince días.