viernes, 5 de junio de 2015

Ospa 4 junio

... y llegó el ultimo concierto de la temporada. Los finales son siempre tristes, y esperanzadores, archivamos los buenos recuerdos, y nos esperanzamos con lo que esta por venir.
El de ayer fue un conciertazo, la orquesta brilló, el solista Ning Feng estuvo magistral, y Rossen Milanov hasta nos habló un poquito, además, por supuesto, de dirigir como los ángeles. Ayer fue uno de esos conciertos para hacer afición, esos donde todo sale, y sale bien.
La primera pieza, "fragmentos del Satiricón", de Fernando Buide del Real, daba lo que prometía, fragmentos, imagenes musicales desperdigadas, con calidad, pero que no llenaban. Algo así como un plato de Ferrá Adri. Todo estaba allí, pero en espuma, en aire, en polvo...De todas maneras, se veía una calidad y un conocimiento de los instrumentos y su sonoridad.

 Cuando salió Ning Feng y atacó la pieza "Tzigane" de Ravel, ya supe que venía en estado de gracia. Lo he escuchado en numerosas ocasiones, sobre todo por internet, y es uno de los mejores violinistas del mundo, no solo por su técnica indiscutible, sino por su conexión con la música, es un solista que transmite. Por cierto que su Stradivarius sonaba maravilloso, ronco y no gritón.
A mi que me encantan las danzas húngaras, Anitra, etc, y me gusta Ravel, me pareció que la pieza elegida era el perfecto combo de esas dos cosas. La musica es preciosa, y es una pieza que recorre todo lo que uno imagina de un violinista gitano; la velocidad, el juego, los punteos con la mano, la diversión, el virtuosismo, la chanza... Hermosa pieza y bella interpretación del solista y la orquesta, secundaria de lujo.
La siguiente pieza era de Sarasate, "La romanza Andaluza". Feng cambió de registro, y la interpretó con sutileza y delicadeza, haciéndonos ver a unos bailarines danzando un vals infinito contra el cielo de la Alhambra.
Cada vez que salía de escena y volvía a entrar, Feng cambiaba de registro, como si de un cantante de varietes se tratase. Esta vez volvía para interpretar la bellísima "Fantasía sobre Carmen" de Waxman. Para aquellos que conocen bien la obra de Bizet, supongo que fue una gozada, ir viendo todos los pasajes de la obra, fotograma a fotograma, foto a foto, desgranados, destacados y fundidos en un todo orquestal hermoso y lleno de textura, que nos hizo transitar por la obra "a lo Hollywood", casi como si viésemos un vídeo.
Tras esta obra, los bravos llenaban el auditorio Gijonés, ¡no era para menos! así que Feng se fue y volvió con otro traje, esta vez, nos tocó una pieza fuera de programa, que no un bis pequeñito; "aires bohemios" de Sarasate, muy coherentes con el programa debo decir.
Otra vez, bellísima y magistral interpretación de un Feng y una orquesta decidida a irse de vacas, dejandonos engolfados por la música.
En la segunda parte le llegó el turno a la cuarta sinfonía en mi menor de Brahms. Esta sinfonía no es de mis preferidas, mas bien me resulta pesada. La encuentro muy densa y texturizada, como si careciera de un concepto claro, al mismo tiempo que lo tiene... si, es raro. Es como si comiera algo que me cuesta mucho masticar, a pesar de tener un muy buen sabor.
La interpretación de toda la orquesta fue magnifica, llena de matices, de fuerza y de densidad. Brillante.
En fin, que fue una noche mágica, y prueba de ello, fue la despedida a la Ospa hasta la próxima temporada, por parte del publico Gijonés.
Solo me queda dar las gracias por un año pleno de conciertos, con programas muy bien estudiados y completos, y esperar, que el año que viene venga lleno de sorpresas.
Como siempre pido cositas, hoy me lanzo a pedir un pájaro de fuego, me conformo con el de Stravinsky, no necesito un dragón :), ¿que tal un poquito de Paganini?, La sinfonietta de Leos Janacek, Smetana... ¡Siempre Mozart!... ¿algo de pelis?..

¡En fin!, ¡buen verano y mucha música para tod@s!









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