sábado, 27 de septiembre de 2014

Empecé al colegio

La semana pasada empecé al cole. Lo pasé muy mal, no estaban mis amigos de la guarde, ni mi profesora de siempre. No es que no me gusten los niños nuevos, es que no los conozco de nada. Además soy mucho más grande que ellos, hablo más, estoy más alta. A ratos me siento sola.
Poco a poco, he ido sintiéndome mejor, mi profe es agradable, aunque grita mucho. Me ha dicho mamá, que cada persona es de una manera, y que tengo que acostumbrarme a todo. Es duro acostumbrarse.
Tampoco entiendo porque tengo que ir al colegio en lugar de a la guarde. ¡Es todo muy raro!
Ya tengo ganas de que lleguen las primeras vacaciones.

Y llegó el otoño..

Siempre me fascina la llegada del Otoño. En todos los medios parece que nos conminan a empezar algo,  a cambiar... Llegan los grandes almacenes de siempre, y nos invitan a llenar nuestro armario con montones de cosas nuevas, nos hablan del nuevo curso político, de nuevos proyectos.
Uno mira a su alrededor, y en realidad, no ve nada nuevo; los mismos problemas, las mismas caras, el mismo rostro.
Ayer cuando salí a correr el aire era más frío, pero el sol brillaba. Me crucé con un montón de nuevos runners, todos equipados con zapatillas ultimo modelo, de mil colores. Pensé en las mías, son viejas y están algo cansadas.
A veces pesa mucho correr, avanzar a pesar de todo.
A veces parece que toda cambia, pero nada se mueve.
Las mismas caras, los mismos problemas, el mismo rostro.
He añadido una nueva canción a mi ipod, Chandelier de Sia. Algo cambia, se mueve, corro.
El lunes tengo mi primera entrevista de trabajo en un año y medio. Quizás esta vez, algo sea diferente.