martes, 5 de abril de 2016

Sobre Donald Trump.

Como observadora del mundo no me resisto a no dar mi opinión acerca de lo que está ocurriendo en ese país que admiro, llamado EE.UU.
Creo que para hablar de la actualidad de un país, siempre hay que observar su historia. Esto que parece una obviedad, no lo es tanto hoy en día. Tenemos mucha información, y muy poca capacidad de análisis, por no mencionar, que pasamos demasiado tiempo con la cabeza metida en el móvil enviando fotos de gatitos o similares.
Como estudiante de una clase llamada "American History", tuve que tragarme cada batalla, acta y tratado que convirtió aquel país en lo que hoy es, (que para los que lo ignoran son muchísimos). Para no someter a mis lectores al mismo nivel de tortura al que yo fui sometida, resumiré diciendo lo siguiente. En Norteamérica había tribus aisladas de Indios americanos que llevaban una vida basada en la supervivencia y el ciclo natural de la tierra, y poco a poco, con la llegada de colonos Europeos el tema cambió. ¿por que? Porque allí cada uno podía ser lo que quisiera ser. Era la tierra prometida. En Europa podías ser prostituta en Londres, un limpiabotas en París o un Lord arruinado, pero allí no había castas, ni clases sociales, solo tierras inmensas para labrar y nadie al que le importase tu pasado si eras capaz de construirte un futuro.
Este sentimiento no es baladí. Pensad lo siguiente: ¿Cuántos cambiaríais hoy de país y dejaríais todo cuanto os es conocido atrás, por un futuro incierto? Os añado más, sin aviones e información, sino en mil setecientos y algo, y para subiros en un barco que os llevaría a un mundo inhóspito y peligroso. Aquellos que aceptaron tenían algo en común: nada que perder.
Esos genes hambrientos de superación, esa necesidad de ampliar fronteras, de ir empujando la tierra para que esta no te empuje, son los mismos que corren por las venas de los Norteamericanos de hoy en día. Quizás ninguno se sienta identificado con las películas del oeste, pero deberían, porque ese es el espíritu que sustenta su país.
 
No voy a entrar en el tema de la colonización bien o mal hecha. Tuve una compañera descendiente de Mohawk que me volvió bastante loca la cabeza con sus derechos como para no osar tocar el tema. Lo cierto es, que para bien o para mal, prevalecieron los más fuertes.
 
Explico todo esto, porque una personalidad como la de Donald Trump no hubiera triunfado jamás en Europa.Aquí ya éramos más blanditos en el siglo XVII, pero ahora somos puro talante, y pura hipocresía social. Perdemos tanto tiempo buscando las palabras justas para no ofender a los demás, que al final, no decimos nada. Quizás por eso mandamos las fotos de gatitos y las puñeteras cadenas de wassup. ¿Pero como no hacerlo? Ahora todo son colectivos en riesgo de exclusión. El que no es gay, es trans, el que no tiene una enfermedad rara tiene una madre que robó algo, pero no se la puede llamar ladrona, "porque ya pagó su pena". El que más y el que menos es feminista, comunista, ecologista, separatista, o cualquier otro "ista" que es susceptible de ser ofendido en cuanto uno abre la boca. En definitiva, un macho alfa, escatológico, ofensivo, políticamente incorrecto y desagradable como el Señor Trump, aquí no se hubiera hecho millonario. Pero en EE. UU si, ¿por que? Porque es listo, duro, fuerte, trabajador, sabe lo que quiere y tiene "balls", y curiosamente, en aquel país, todas esas cosas maravillosas son más apreciadas que "el talante".
Digo de mano que espero que no gane, pero entiendo que lo haga, ¿por que? porque en aquel país se han cansado de la demagogia blandita, del tango y los bailecitos. Porque allí son fuertes y presumen de ello, y porque igual que defienden la primera enmienda, esa que da derecho a que la gente vea destrozada su vida por una secta, o a que digan lo que quieren, también defienden la segunda y quieren seguir llevando armas aunque no haya indios, y aunque estén destrozando muchas vidas.
Desde nuestra perspectiva Europea, el Señor Trump, puede parecer una caricatura, pero yo animaría a que los que lo piensan, se den una vueltecita por Nashville, Texas o Baton Rouge. A lo mejor entienden que NY, donde fueron en un viaje, LA, o las Vegas, solo son lo que aquel país vende a los turistas, pero que debajo, hay otra cosa.
Creo que lo he dicho muchas veces, yo espero algún día volver a vivir allí porque amo la libertad, que no el libertinaje, y creo que en Europa, estamos perdiéndola a pasos agigantados. Pero puedo comprender que aquí se mire con asombro aquella campaña electoral, y se maravillen al ver los resultados de este señor.
Yo como republicana y creyente en el liberalismo económico, hubiera preferido otro Bush antes que un Trump. De hecho, Dios me perdone, casi preferiría a Hillary si cambiase de partido. Pero las cosas están como están, y puedo entender que la América que desayuna mantequilla de cacahuete con mermelada, o huevos benedictine, quiera volver a "su tradición".
Quizás los comentaristas radiofónicos y televisivos, deberían revisitar alguna película sobre colonos, y comprender, que aquel que ha arañado la tierra y matado por ella, no lo olvida en solo unas generaciones.
A lo mejor, cuando los primeros terrícolas vayan a colonizar marte, lo comprenderán...
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

4 comentarios:

  1. El contenido del presente demuestra su conocimiento de los USA y sus gentes.
    Europa no existiría si no fuese por las dos incursiones que sus jóvenes hicieron para liberarla y morir por esa libertad.
    Brillante artículo.

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    1. Muchas gracias, lo triste es lo que usted dice. Esta libertad individual que ahora dilapidamos cada vez que tenemos que ser políticamente correctos, la obtuvieron muchos dejándose la vida en playas y caminos, de los cuales, en la mayoría de casos ignoraban el nombre.

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  2. Sobrina:
    Mi admiración a tu teclear y al fruto que de él obtienes. Ciertamente brillante en la argumentación y en sencillez de tu expresarlo.
    Tu tío S. Q. de L. y A. - Z.

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    1. Tío:
      Un millón de gracias por leerme y por tu comentario.
      Un saludo

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