miércoles, 13 de enero de 2016

Llega la segunda República

El 14 de Abril de 1931 los Españoles se levantaron a golpe de decreto convertidos de nuevo en una República.
Paso a transcribir el contenido literal del mismo:

“Decreto – El Gobierno provisional de la República ha tomado el poder sin tramitación ni oposición protocolaria  alguna; es el pueblo quien le ha elevado a la posición en que se halla, y él quien en toda España le rinde acatamiento e inviste de autoridad. En su virtud el Presidente del Gobierno provisional de la República asume desde este momento la jefatura del Estado con el asentimiento expreso de las fuerzas políticas triunfantes y de la voluntad popular, conocedora, antes de emitir su voto en las urnas, de la composición del Gobierno provisional.
Interpretando el deseo inequívoco de la Nación, el Comité de las fuerzas políticas coaligadas para la instauración del nuevo régimen, designa a don Niceto Alcalá Zamora y Torres para el cargo de Presidente del Gobierno provisional de la Republica.

Madrid, catorce de abril de mil novecientos treinta y uno.

Por el Comité: Alejandro Lerroux, Fernando de los Ríos, Manuel Azaña, Santiago Casares Quiroga, Miguel Maura, Álvaro de Albornoz, Francisco Largo Caballero.”


Resonando de fondo la frase de Miguel Maura: "No hemos arrebatado el poder: lo hemos recogido del arroyo" se produjo el traspaso de poderes. No había nadie para discutirlo, la monarquía se había ido al garete, y por la sangre de los monárquicos corría el pesar por lo ocurrido con el Rey.
Como al parecer no le bastaba con su cobarde huida a Marsella, (al parecer en puerto ya le esperaba su nueva acompañante), Alfonso XIII, exigió a sus ministros bajo promesa solemne que se presentarían en la Presidencia para dar posesión solemne al nuevo gobierno Republicano. La alfombra roja no fue necesaria, todos conocían ya la huida Real y al mediodía, el pueblo de Madrid comenzó a tomar las calles para dirigirse a la Puerta del Sol.
Mediodía del 14 de Abril de 1931 dos automóviles que transportan al gobierno provisional, intentan abrirse paso entre la multitud que les aclama. A pesar de ir a "cero por hora" apenas consiguen avanzar entre la turba enardecida camino de Gobernación.
Nadie intervino en el traspaso de poder, porque nadie quedaba representando al gobierno de la Monarquía.
Mientras los prohombres republicanos: Niceto Alcalá – Zamora y Torres, Miguel Maura, Manuel Azaña Díaz, Francisco Largo Caballero, Alejandro Lerroux, Fernando de los Ríos, Álvaro de Albornoz, tomaban el centro simbólico del poder: el caserón del Ministerio de la Gobernación, en el Palacio Real la situación era muy diferente. Fieles sirvientes corrían por los pasillos apresurándose para empaquetar, mientras la familia abandonada por el Rey, temblaba pensando en su situación.
Los miembros del gobierno provisional Republicano encontraron las puertas del edificio cerradas. Cuando las abrieron de par en par, encontraron únicamente al Subsecretario del Departamento y al Oficial Mayor. Estos dos dignos funcionarios, se escondieron en un despacho e hicieron mutis por el foro, aprovechando el revuelo producido por la apertura del portón para dar paso al General José Sanjurjo Sacanell, (Marqués del Rif), quien como Director General de la Guardia Civil, había negado su apoyo al Rey y venía corriendo a ponerse en disposición de la Republica.
 
Tres de la tarde del mismo día. Se inaugura el edificio de Correos, al que los progres comienzan a llamar en un arranque de horterada máxima: "Nôtre – Dame – des –Comunications". Cuando los Madrileños miran hacia arriba, ven ondear una extraña bandera con la tercera lista morada. Ese momento constituye el punto de inflexión, las masas comienzan a ocupar las calles entre Cibeles y la Puerta del Sol proclamando la República. No importaba que esta se hubiera proclamado en Éibar o Barcelona, fue el pueblo de Madrid el que la legitimó en ruidoso plebiscito.
 Ocho nueve de la tarde del mismo día. Se pone en marcha la churrera, y como si se tratara de estos populares dulces, los decretos empiezan a salir. Por supuesto el primero fue la amnistía general para todos los delitos políticos, sociales y de imprenta. Se nombra luego el gobierno provisional que encabeza como Presidente Niceto Alcalá- Zamora. Al organismo constituyente le dan un nombre rimbombante: "Comité de las fuerzas políticas coligadas para la instauración del nuevo régimen". ¡Toma! que en España siempre nos hemos tomado muy a pecho lo de los nombres. Luego se crea a medida el ministerio de Comunicaciones para Diego Martínez Barrio, y se decreta fiesta nacional el día 15 de Abril.
Las preocupaciones y ocupaciones del nuevo gobierno, no parecen corresponderse con la ilusión de la que hace gala el pueblo. Mientras los primeros  firman el "Estatuto jurídico", una especie de Carta de intenciones, (hoja de ruta que lo llaman hoy), que orientaría los destinos del país a la espera de aprobación de la nueva Constitución; los segundos agotan las telas de color morado en los comercios. El frenesí por cambiar la bandera es tal, que agotadas las telas moradas, las banderas comienzan a teñirse en casa con pintura.

 

15 de Abril de 1931 Mientras los Españoles celebran su nueva fiesta nacional, la Reina Victoria y su familia, abandonan el Palacio de Oriente. Son trasladados en automóvil hasta el Escorial, donde se subirán en un tren con destino a la frontera Francesa.
 
La churrera sigue en marcha y la "lluvia" de decretos cae por todas partes. Fundamental y prioritario cambiar el nombre de las calles y derribar estatuas de Reyes.
En Sevilla se asalta la cárcel y son liberados los presos comunes, teniéndose que decretar el estado de guerra. En Valencia se produce un motín en el penal de San Miguel de los Reyes y el gobierno ordena su inmediata liberación. Ese extraño modo de ejercer la autoridad central, será lo que debilite a la larga el poder de la Republica, aunque claro esta, entonces no lo vieron así.
 
Indalecio Prieto, socialista moderado, se hace cargo del Ministerio de Hacienda. Sus esfuerzos se centran en infundir confianza internacional en la moneda nacional: la peseta. La Banca Morgan había concedido el 11 de Marzo anterior mediante la firma del Ministro Ventosa, un crédito que es inmediatamente anulado. Pero nada de esto amilana a este hombre inteligente, serio y Asturiano de "pro", que dirige con mano firme su ministerio mirando al futuro. Gracias a la confianza que infunde, consigue importantes adhesiones bancarias. Gana la batalla y a la vez que evita la evasión de capitales, mantiene la Bolsa estable.
Como debieron pensar que bastaba con que un ministro mirase hacia el futuro, el resto, siguieron ocupándose del pasado.

El 16 de Abril de 1931 rechazan integrar en la Republica a los reticentes y sientan las bases para una tremenda, e injustificada, animadversión hacia las derechas. Una semilla que germinó en una planta fuerte y duradera.
BOE 16/04/1931 se nombra Ministro de Instrucción Publica y Bellas Artes a Marcelino Domingo Sanjuán. Para no perder tiempo, porque hay muertes repentinas, el mismo día da el primer paso hacia la secularización de la enseñanza: libre opción a los maestros para impartir o no la enseñanza religioso. Curiosamente al pueblo llano no le gustó este ataque frontal y deliberado contra la iglesia, y eso lo puso en guardia.
Al frente del Ministerio de Justicia, (que sustituyó al de Justicia y Culto) Fernando de los Ríos Urruti se dedica al cambio de nombre de calles y al derribo y destrucción de estatuas monárquicas. Se anuncia el decreto de libertad de cultos, y el de secularización de los cementerios. A pesar de mantener un trato correcto con la Iglesia como institución, el germen de la desconfianza ya se había plantado.
Manuel Azaña Díaz, al frente del Ministerio de la Guerra, y experto estudioso sobre organización militar Francesa y relaciones con el ejercito, perpetra el mayor ataque frontal contra las instituciones tradicionales. El 23 de Abril de 1931 se sustituye por decreto el juramento de fidelidad al Rey, por la lealtad a la República.  Dos días más tarde, el 25, se publica el famoso "Decreto de Azaña" por el cual pasan a la reserva todos los generales y almirantes que lo deseasen, y se concede el retiro voluntario a todos los Oficiales de Armas y Cuerpos. La inteligente artimaña surte efecto, con tal de no jurar fidelidad a la Republica, y alentados por el anuncio del cobro de la soldada integra, muchos se adhieren al Decreto.
Manuel Azaña consiguió los dos propósitos perseguidos: separar del ejercito a los generales, jefes y oficiales desafectos y la reducción de los escalafones.
Consiguió lo que quería, pero no quiso lo que obtendría cinco años después: el malhadado 18 de julio de 1936.
Desde el Ministerio de la Gobernación, y con mañas caciquiles, muy cercanas a las que tanto criticaban, se esforzó en la "Republicanización" de los Ayuntamientos. Eliminando para ello a un gran numero de concejales democráticamente elegidos, por métodos no siempre legales.
Por si era poco, el Fiscal de la República, Ángel Galarza Gago se dedicó a aportar su granito de arena abriendo cuatro grandes procesos que no le interesaban a nadie, pero que escarbaban en todas las heridas y llagas. Estos eran: la reapertura del caso Picasso por la derrota Africana de 1921; las posibles responsabilidades de la Dictadura; la revisión del juicio por el que fueron condenados a la pena capital los sublevados de Jaca y la preparación para la acusación personal contra Alfonso XIII.

Este comportamiento del nuevo gobierno, excepción hecha de Indalecio Prieto, de mirar hacia atrás en lugar de hacia delante, les llevaría a la consecuencia lógica: estrellarse.
Tristemente en ese barco que se hundiría, iban todos los Españoles que sufrieron las consecuencias de la mediocridad, resentimiento y poca altura de miras de sus dirigentes.


Próximo capitulo: Quien siembra vientos, recoge tempestades.

 
 
 
 

 
 

 


























 

3 comentarios:

  1. Qué magnífico y claro comentario y que terrible por lo que significa de similitud con los actuales tiempos y la política seguida en ellos. Gracias por la voz de alarma

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  2. Gran post!Para que la gente no olvide nunca el pasado y a lo que estos indecentes nos están llevando,al naufragio.

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  3. Los pueblos desmemoriados o amnésicos suelen repetir cada noventa o cien años las mismas historias.

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