domingo, 10 de enero de 2016

La monarquia Alfonsina agoniza.

28 de Enero de 1930 la Dictadura cae y nuestro país queda en manos del Rey Alfonso XIII. La soledad que había derribado a Primo de Rivera, empieza a extender sus alas negras sobre la monarquía y el Rey empieza a transitar por pasillos vacíos.
La formación de gobierno se encomienda al General Berenguer, el cual, intenta volver a una etapa de normalidad constitucional para lo cual, desmonta el andamiaje de la Dictadura. En un corto periodo de tiempo se suceden las amnistías y las reposiciones y en esa olla comienzan a bullir ideas muy diversas.
Comienza por un lado a surgir el mito de una Republica moderada. Miguel Maura, Sánchez Guerra y Alcalá Zamora, los tres ex ministros del Rey son sus principales adalides. Estas promesas de moderación llegan al corazón de la clase media Española e incluso de acérrimos enemigos de la dictadura de Primo de Rivera como D. Miguel de Unamuno. Por el otro un incipiente Partido Comunista Español comienza a crecer y sus jefes, Bullejos y Trilla, viajan a Moscú en busca de guía y directrices.
Junto a todo este "bulle bulle" ocurren otras cosas, y la Asociación Militar Republicana comienza a intentar controlar al ejército.
17 de Agosto de 1930, pasa a la historia bajo el nombre de "Pacto de San Sebastián" una reunión en la que los prohombres republicanos y los frentes republicanos establecen públicamente los puntos de un pacto, entre ellos, la autonomía de Cataluña. Haciendo de nexo entre los Comunistas y Catalanistas aparece la figura de Alejandro Lerroux, que será Presidente  en el futuro y cuya afamada demagogia empezaba ya a brillar.
Al mismo tiempo, la llamada "Dictablanda" encabezada por el General Berenguer,  comienza a verse sobrepasada por la cada vez mayor y más exaltada oposición.
12 de Diciembre de 1930. La guarnición de Jaca al mando de los Capitanes Galán y García Hernández se subleva. Dicha sublevación es aplastada de raíz y ambos Capitanes son inmediatamente ejecutados. Al mismo tiempo se detiene a varios miembros del comité revolucionario: Casares Quiroga, Alcalá Zamora, Maura y Albornoz. Los demás consiguen huir y el apasionado manifiesto compuesto por Lerroux queda sin difusión alguna.
16 de Diciembre de 1930, el Arma de Aviación se subleva en Cuatro vientos, siendo Ramón Franco el alma mater del intento. El general Queipo de Llano trata entonces sin éxito, de conducir una pequeña columna hacia Madrid. Los sublevados huyen vía aérea hacia Portugal. Entre los huidos se encuentra el futuro jefe de la aviación republicana: Hidalgo de Cisneros.
10 de febrero de 1931, en el diario Sol de Madrid, se publica el manifiesto fundacional de la Agrupación al servicio de la Republica, cuyos representantes más significativos son: Ortega y Gasset, el Dr. Marañón y Ramón Pérez de Ayala.
El empuje de la oposición es tal, que el gobierno de Berenguer se ve obligado al restablecimiento del articulo 13 de la Constitución de 1876, donde se reconocían las libertades publicas de: expresión, reunión y asociación. Este hecho lleva al paroxismo a los partidos monárquicos y genera un cruce de notas, insultos y acusaciones que culmina el 14 de febrero de 1931 con la caída del gobierno de Berenguer.
Como si de vasos comunicantes se tratara, al mismo tiempo que la exaltación republicana alcanzaba sus máximas cotas, el derrotismo iba extendiéndose por las filas monárquicas. Tal es el desprestigio de la corona y su Rey, que Alfonso XIII no consigue que ningún político de prestigio forme gobierno. Entre los cortejados por este orden: Gabriel Maura Gamazo, a la sazón Duque de Maura; Álvaro de Figueroa Torres, Conde de Romanones; Manuel García Prieto, Marqués de Alhucemas; Sánchez Guerra y Melquiades Álvarez.
Se convoca una reunión de urgencia en el Ministerio de la Guerra para tratar de logar a un presidente para el Consejo de Ministros, de ella sale investido el inexperto y lánguido Almirante Juan Bautista Aznar-Cabañas, quien forma gobierno el 18 de febrero de 1931.
El cargo de ministro de la gobernación, lo asumirá José María de Hoyos y Vinet, Marques de Hoyos, quien garantiza unas elecciones municipales limpias y transparentes. A pesar de lo que luego se diga o publique, fueron unos comicios sin "pucherazos" u otras mañas.
Tras el escrutinio, la victoria monárquica resulta aplastante; 22.150 concejales para las distintas candidaturas monárquicas y 5.875 para las Republicanas. Es el 12 de Abril de 1931.
Se hace evidente que la idea Republicana está concentrada en unos pocos focos: las capitales, y las elites, sobre todo Madrid y Barcelona.
Curiosamente, pese a la aplastante victoria, la prensa republicana niega el valor al voto rural, y se pone en marcha el tambor de la propaganda atribuyendo la victoria a manejos caciquiles o voluntades compradas. Nada de todo existió en realidad, ya que la republica era una idea minoritaria aunque ruidosa, pero ese ruido comenzaba a atronar algunos oídos.
Tristemente  la idea comienza a calar incluso entre los propios monárquicos que empiezan a cuestionarse si España no desea realmente dar un giro. Entre los que empiezan a sentirse aturdidos por los tambores, se encuentra el propio Rey. Probablemente por los acontecimientos recientes de la Rusia Zarista, Alfonso empieza a perder el Norte y a temer por su culo.  Miguel Maura dejaría para la posteridad la siguiente frase: "El poder está en el arroyo"... y lo estaba.
El Conde de Romanones, un hombre de estado, se esfuerza por su parte intentando organizar una trasferencia legal y pacifica de poderes, pero sus intentos caen en saco roto y el 14 de abril de 1931, se alza en Éibar la Republica.
Alfonso XIII como una rata abandona el barco, y a las 20h. 40´ en la oscuridad, se escabulle por la "puerta incógnita" que conduce al Campo del Moro y huye hacia Cartagena en coche acompañado por el Almirante Rivera. Le siguen cuatro automóviles con enseres personales, y un quinto donde viaja una escolta de la Guardia Civil.
La mañana del 14 de Abril de 1931 el Comandante General de la Escuadra, alistó el crucero Príncipe Alfonso, sito en la Base naval de Cartagena, quedando amarrado en el malecón de la Curra con las calderas a plena presión y consumo. El buque se hace a la mar rumbo a Marsella en torno a las 04h. 15´llevandose a bordo al Rey y las ultimas esperanzas de aquellos que todavía creían en él y en una idea de España.
Unos quince minutos después, Miguel Maura que actuaba ya como Ministro de la Gobernación, recibe una llamada anónima desde Cartagena donde le anuncian la huida del Rey. Sin dar crédito y muy angustiado, se pone en contacto con el Ministerio de Marina y le ordena al Oficial de Guardia que se ponga inmediatamente en contacto con el Comandante del buque. En torno a las cinco de la mañana le comunican que el buque navega sin novedad, (no así España),  en las inmediaciones de las Baleares con destino Marsella, donde desembarcara el Rey Alfonso XIII.
El corazón de Maura se llena de consternación, ya que el Rey acaba de huir cobardemente de su país, abandonando a su familia en el Palacio de Oriente. Tamaña indignidad y cobardía, convencen a Maura de que la  Republica acaba de instaurarse en España.

 
Próximo capitulo: La llegada de la segunda Republica.
 





















 

 

 

2 comentarios:

  1. Magnifica recopilación de algo lejano en el tiempo y excesivamente próximo al ahora inmediato.
    Aquellos que ignoran su historia, para peor suelen repetirla.

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  2. Muchas gracias. Tristemente las similitudes con la actualidad son enormes. También ahora parece que en ciertos programas televisivos viven en un país, y el resto vivimos en otro. También ahora cambiar el nombre de las calles es de vital importancia; reescribir el pasado; derribar estatuas metafóricas; hasta change. org recoge firmas para que sea la iglesia y no los ayuntamientos quienes se ocupen de las Cabalgatas de Reyes.
    Parece ser que el prestigio exterior; la confianza internacional en nuestra estabilidad, tan necesaria para el empleo y el desarrollo, no son capitales.
    Tristemente aquí se sigue a Freud, y para avanzar, "se mata al padre". Aparentemente no somos capaces de colocar nuevas plantas del edificio, y nos empeñamos en demoler y reconstruir, y mientras lo hacemos, los pilares de nuestro país se van degradando por desgaste de los materiales.

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